PASTEL RÚSTICO DE GUISANTES Y SPECK, fácil y rápido, listo en pocos minutos, un plato único perfecto para la cena o como aperitivo con ingredientes simples, sin robot.

El domingo por la noche no tenía ideas y un par de amigos se autoinvitaron a cenar. Ya sabes, cuando abres la nevera y te encuentras con esos guisantes ya cocidos y el speck sobrante del almuerzo. Así nació este pastel rústico de guisantes y speck: un verdadero «salvavidas» que te saca del apuro en menos de media hora.

Lo bueno es que no requiere una gran preparación: basta con mezclar todos los ingredientes con una batidora de mano, verter todo en un molde y hornear. En poco tiempo tendrás un pastel salado aromático y crujiente que gustará a todos. Los guisantes, dulces y delicados, combinan perfectamente con el sabor del speck, y la consistencia suave del relleno contrasta con la crujiente del exterior. Es el plato perfecto si buscas una idea sabrosa para una cena rápida, pero también funciona de maravilla cortado en cubitos para un aperitivo.

¿Y qué tal lo versátil que es? Puedes enriquecerlo con quesos que se derriten al cortar, hacerlo vegetariano eliminando el speck y añadiendo calabacines o zanahorias, o hacer una versión más «fuerte» con panceta o chorizo. Es una de esas recetas ingeniosas que nunca te defraudan: pon en la mesa tu pastel rústico de guisantes y speck y la cena está lista.

Sígueme en la cocina, hoy toca el pastel rústico de guisantes y speck.