El risotto con salsa de tomate y provola fundente es uno de esos platos que pueden transformar una comida cualquiera en un momento especial. Este plato nació un día para el almuerzo cuando realmente no sabía qué preparar, pero buscaba algo particular.
Cremoso, aromático y con ese corazón de queso que se derrite con cada bocado, conquista a grandes y pequeños gracias a su sabor envolvente y sencillo al mismo tiempo.
Este primer plato representa una alternativa original al clásico arroz con salsa: une la tradición italiana de la salsa de tomate con la delicia de la provola, creando un contraste irresistible entre el sabor intenso de la salsa y la suavidad fundente del queso.
En esta receta del risotto con salsa de tomate y provola fundente te guiaré paso a paso en la preparación, revelándote no solo los secretos para obtener un risotto cremoso y al dente, sino también un pequeño truco de organizador de alimentos.
Prepárate para descubrir un primer plato con carácter auténtico.
Prueba también:
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 5 Minutos
- Porciones: 4Personas
- Métodos de Cocción: Fogón
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones, Otoño
Ingredientes para el Risotto con salsa de tomate y provola fundente
- 240 g arroz (cualquiera para risotto)
- 1 vaso vino blanco
- 250 g puré de tomate
- 500 ml caldo vegetal
- c.s. sal
- 100 g provola ahumada
- 70 g parmesano rallado
Herramientas para el Risotto con salsa de tomate y provola fundente
- 1 Wok wok de hierro
- 1 Cacerola cacerola
- 1 Cuchara de madera cuchara de madera
Pasos para el Risotto con salsa de tomate y provola fundente
Comenzamos poniendo, al fuego, la cacerola con el puré de tomate. Lo cocinaremos durante unos 5 o 6 minutos. Luego lo apartaremos.
Mientras tanto, en el wok comenzamos a tostar el arroz. Así que, a fuego vivo, mezclamos el arroz hasta que se torne ligeramente transparente. En ese momento agregamos el vino y dejamos evaporar, siempre removiendo de vez en cuando.
Una vez que el vino se haya evaporado, bajamos un poco el fuego y comenzamos a verter el caldo. A medida que el arroz lo absorba, añadiremos más. Al llegar a la mitad de la cocción, vertemos a cucharadas también el puré de tomate cocido.
Continuamos mezclando y alargando el risotto con el caldo y el puré hasta que este último se termine en la cacerola y hasta que el arroz esté cocido. Recordemos ajustar de sal y probar para comprobar que el sabor sea el deseado (no exageren porque la provola y el parmesano que añadiremos ya son más salados)
En este punto apagamos el fogón y añadimos a la sartén los cubitos de provola y la mitad del parmesano. Removemos para que todo se derrita. Emplatamos y espolvoreamos con el resto del parmesano rallado.
El truco de organizador de alimentos
Para esta receta, utilicé suministros de productos que ya tenía congelados en el congelador!
Tenía provola, parmesano rallado e incluso el puré de tomate ya cocido.
Esto me permitió preparar en pocos minutos los ingredientes para un plato sabroso pero aún así original, incluso en ausencia de ingredientes frescos! En ese caso, descongelé el tomate en una olla, mientras que los otros ingredientes los utilicé tal cual.
Recuerda seguirme siempre para aprender a hacerlo tú también.
Preguntas frecuentes sobre el Risotto con salsa de tomate y provola fundente
¿Cuál es el truco para tener un risotto siempre cremoso?
El secreto está en la cocción lenta, añadiendo el caldo poco a poco y removiendo con frecuencia. De esta manera, el almidón del arroz se libera gradualmente, creando la típica consistencia cremosa. La mantecatura final con provola y parmesano hace el resto.
¿Qué tipo de arroz es ideal para el risotto con salsa de tomate y provola?
Las variedades mejores son Carnaroli, Arborio o Vialone Nano. Tienen granos ricos en almidón y resisten bien la cocción, manteniendo la consistencia adecuada sin deshacerse.
¿Puedo preparar el risotto con antelación?
El risotto da lo mejor recién hecho, pero si deseas organizarte puedes cocinarlo a medias y detener la cocción extendiéndolo sobre una bandeja. Cuando sea el momento de servirlo, bastará con completar la cocción con el caldo caliente y mantecarlo: parecerá recién preparado.

