La mousse de pistacho sin cocción es un excelente postre de cuchara fácil y rápido ideal para terminar una velada con dulzura junto a familiares o amigos, un dulce con poquísimos ingredientes que gustará a todo el mundo porque es realmente delicioso, si queréis lo podéis enriquecer también con granillo de pistacho que yo no tenía así que no lo puse pero es más bueno y el contraste cremoso de la mousse con el granillo de pistacho le da un toque extra.

En definitiva, esta mousse de pistacho la podéis personalizar también con algunas galletas desmenuzadas quizás mojadas con algún licor de vuestro agrado siempre que no esté destinada a los niños y veréis qué delicia, mientras os cuento la receta ya estoy imaginando las variantes que me gustaría hacer pronto.

La mousse, un postre amado en todo el mundo por su textura ligera y cremosa, tiene orígenes fascinantes que se hunden en la historia de la repostería.

Existe una leyenda que dice que la mousse nació por casualidad en una cocina francesa del siglo XVIII. Un aprendiz de pastelero, distraído, vertió accidentalmente nata caliente sobre chocolate. Para remediar su error, decidió agregar huevos y montar todo. El resultado fue una crema ligera y espumosa, que en francés significa precisamente «mousse».

La característica principal de la mousse es su textura ligera y aireada, obtenida gracias a la incorporación de aire durante la preparación.

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Si os gustan los postres de cuchara podéis leer la receta de la copa mascarpone y galletas o la de crema pastelera.
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