HELADOS DE MANTEQUILLA DE CACAHUETE EN PALITO

Desde hace varios años ya no compro helados en palito de tipo industrial porque los preparo artesanalmente en casa, ¡con pocos ingredientes y todos de calidad! Tengo que decir que me han dado una gran satisfacción. Son simples y rápidos de preparar, naturalmente hay que calcular el tiempo de reposo en el congelador. ¿El único defecto? ¡Se acaban enseguida! Estos de mantequilla de cacahuete son súper deliciosos, con un relleno rico y cremoso a base de queso crema y una cobertura deliciosa y crujiente de chocolate negro. Una excelente estrategia que permite obtener una mezcla pastosa y cremosa similar a la nata pero sin usarla. Un buen truco para evitar el inconveniente de añadir demasiadas grasas saturadas a tu preparación y la tan dañina leche condensada. De hecho, la mayoría de las versiones industriales contienen cantidades elevadas de azúcar, conservantes y otros aditivos que alteran su perfil nutricional. En mis heladitos en cambio encontrarás solo unos pocos gramos de edulcorante para una merienda saludable sin picos glucémicos. Con estas dosis obtendrás 4 helados en palito de tamaño medio-grande, pero si no usas el mismo molde que yo, podría sobrar la masa para otros dos heladitos más. ¡Pruébalos porque son espectaculares!

CURIOSIDAD: ¿Sabías que el origen del helado en palito se remonta al genio creativo de Domenico Pepino? Este, un napolitano artista del helado, en 1884 tomó un tren de Nápoles a Turín llevando consigo a la familia y todo lo necesario para hacer helado. En Turín, Pepino abrió una pequeña heladería, que en poco tiempo se hizo muy conocida y concurrida, a pesar de la desconfianza de la época hacia los dulces fríos, ya que aún no existían los frigoríficos, por lo que además de ser difíciles de conservar también eran bastante caros. A pesar de esto, los helados de Pepino en poco tiempo conquistaron los corazones y paladares de los turineses. En 1916 Pepino cedió la marca y sus secretos de producción al Commendatore Giuseppe Geletti, conocido productor industrial de confitería. La empresa, que en ese momento era realmente famosa y reconocida, en 1939 patentó y lanzó al mercado el primer helado en palito, llamado Pinguino. Se trata de un helado de vainilla cubierto de chocolate negro y ensartado en un palito de madera, vendido a una Lira la pieza. Una idea que tuvo un éxito inmediato, ya que permitía a las personas comerlo mientras caminaban sin arriesgarse a ensuciarse. Y aún hoy es posible probarlo en Turín en la histórica heladería, posteriormente declinado en decenas de variantes diferentes, entrando así en nuestra cotidianidad.

Si como yo te gusta consentirte con recetas saludables y genuinas, prueba también estas alternativas todas en estilo fitness:

  • Dificultad: Muy fácil
  • Costo: Económico
  • Tiempo de reposo: 8 Horas
  • Tiempo de preparación: 10 Minutos
  • Porciones: 4 helados
  • Métodos de Cocción: Sin cocción
  • Cocina: Italiana
  • Estacionalidad: Primavera, Verano

Ingredientes

⚠ EN ESTA RECETA HAY UNO O MÁS ENLACES DE AFILIACIÓN. Los productos que recomiendo son los mismos que uso yo en mis recetas; comprarlos a través de mi blog contribuye a apoyarme a mí y a mi trabajo, ¡mientras que a ti no te costará nada más!

  • 250 g queso fresco para untar
  • 60 g mantequilla de cacahuete
  • 10 g extracto de vainilla
  • 1 cucharada leche vegetal
  • 8 g sirope de agave
  • 109 g chocolate negro al 85%
  • 1 cucharadita aceite de coco (o de semillas de cacahuete)
  • 4 cucharaditas mantequilla de cacahuete

Herramientas

  • 1 Tazón
  • 1 Cuchara
  • 1 Cucharadita
  • 1 Espátula
  • 1 Molde de silicona para helados
  • 4 Palitos
  • 1 Cazo
  • 1 Cuchara de madera
  • 1 Vaso
  • 1 Bandeja
  • 1 Papel de horno

Pasos

  • Preparar los heladitos en palito de mantequilla de cacahuete es muy fácil: en un tazón mezcla el queso fresco para untar con la mantequilla de cacahuete* y aromatiza con el extracto de vainilla.

  • Endulza con el sirope de agave**.

  • Disuelve con 1 o 2 cucharadas de leche vegetal***.

  • Trabaja la mezcla con la ayuda de una espátula hasta obtener una consistencia suave y cremosa.

  • Distribuye la crema obtenida dentro de los moldes apropiados, asegurándote de llenarlos bien en todas sus partes, sacudiendo el molde si es necesario para que la mezcla penetre bien, luego nivela con la misma espátula o un rastrillo.

  • Inserta ahora los palitos en las ranuras apropiadas.

  • Coloca los moldes de silicona sobre una bandeja con papel de horno y mete en el congelador durante al menos 4 horas.

  • Pasado este tiempo, desmolda tus heladitos con mucha delicadeza. Vuélvelos a colocar en la bandeja y consérvalos en el congelador todo el tiempo antes de proceder a la fase de cobertura.

  • Rompe el chocolate en trozos pequeños y regulares, llena un cazo con agua caliente y coloca encima un cuenco más pequeño que contenga el chocolate.

  • Deja derretir a fuego medio-bajo (no más) y comienza a remover sin parar con una cuchara de madera, hasta que se derrita por completo. Apaga y añade de inmediato el aceite****, removiendo nuevamente.

  • Transfiere el chocolate a un vaso alto y estrecho (será más práctico, créeme) y sumerge los heladitos uno por uno***** dejándolos escurrir del exceso de chocolate. Ten cuidado durante esta operación de ser rápido, para evitar que el chocolate en contacto con el helado se seque antes de tiempo, especialmente si quieres decorarlos en la superficie.

  • Con la ayuda de una cucharadita decora con más chocolate en la superficie.

  • Por último, más mantequilla de cacahuete en hilo.

  • Coloca poco a poco los heladitos en la bandeja con papel de horno que ya has usado anteriormente y vuelve al congelador para que se solidifiquen completamente por otras 4 horas.

  • Y voilà… ¡los helados en palito de mantequilla de cacahuete están listos para ser disfrutados!

  • Disfrútalos dejándolos primero 10 minutos a temperatura ambiente, o incluso solo 5 si hace mucho calor, serán súper fáciles de morder.

  • ¡Buen Provecho desde La Cocina de FeFè!

Conservación

👉 Conserva los heladitos en el congelador hasta el momento de consumirlos y por un máximo de 3 meses, cubiertos con papel film para evitar que se forme hielo en la superficie.

Consejos, notas, variaciones y sugerencias

🟣* La elección de la mantequilla de cacahuete: siempre recomiendo optar por un producto lo más natural posible, sin grasas añadidas y sin azúcares, solo 100% frutos secos. Siempre puedes variar con la mantequilla de cacahuete salada o enriquecida con cacao si te gusta de la misma marca que he utilizado.

🟣**Si no tienes sirope de agave en la despensa, siempre puedes endulzar tus heladitos con miel de acacia o sirope de arce o incluso unas gotas (3-5 aproximadamente) de stevia líquida.

🟣*** La elección de la leche vegetal: si no tienes necesidades alimentarias particulares, puedes utilizar leche de vaca perfectamente, de lo contrario, te recomiendo la leche de soja o de avena, que tienden a permanecer particularmente neutras en el sabor.

🟣****Diluir el chocolate con el aceite de coco sirve para hacer la cobertura más fluida y así obtener una capa más delgada y más masticable. De hecho, el chocolate quedaría demasiado grueso. Si no puedes encontrar aceite de coco, que es el más adecuado para este tipo de preparaciones, siempre puedes sustituirlo por aceite de semillas de cacahuete.

🟣***** Recomiendo sumergir los heladitos uno por uno, manteniendo los demás en el congelador hasta el último momento para evitar que puedan comenzar a derretirse fácilmente durante esta fase.

FAQ (Preguntas y Respuestas)

  • ¿Se puede realizar esta preparación en versión vegana?

    ¡Por supuesto! Bastará con sustituir el queso fresco para untar por ricotta vegetal, en mi caso hecha en casa (además de anacardos), o adquirirla en las diferentes tiendas que venden estas especialidades veganas, hechas principalmente siempre con anacardos, almendras u otros frutos secos, o también a través de plataformas en línea.

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lacucinadifefe

Mi blog se centra en una cocina sencilla, ligera y rápida, pero con atención al aspecto saludable de los platos que se llevan a la mesa y sin caer nunca en la banalidad.

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