¡La mayonesa es la salsa más querida de todos los tiempos! A menudo se disfruta sola, pero sobre todo se utiliza para acompañar y enriquecer muchos platos, desde la famosa ensalada de arroz, hasta las patatas fritas, los sándwiches y las tostadas. Sin embargo, esta versión que os propongo, ya viral en la web, es una alternativa que hará que los puristas frunzan el ceño, pero a mi juicio, habiéndola adoptado de inmediato, además de ser más saludable es también más segura. De hecho, los huevos no se añaden crudos, sino bien cocidos, resolviendo la cuestión engorrosa de la salmonela o la molesta obligación de pasteurizarlos previamente. Además, como os explicaba, es incluso más ligera y digestible, ya que no se emulsiona con aceite de semillas sino con yogur griego. Digamos que la gran ventaja es que, a diferencia de la mayonesa tradicional, podréis disfrutarla mucho más a menudo y sin remordimientos, por lo que será perfecta especialmente para quienes siguen o desean seguir una dieta más controlada. Su color típico se recreará naturalmente con la adición de un poco de mostaza, pero para aquellos que no les gusta este sabor, no os preocupéis, hay alternativas bastante válidas que os dejo al final de la receta y que podréis consultar en cualquier momento. Densa y cremosa como la original, podéis utilizarla para acompañar los más variados platos, incluidos los más tradicionales que requieran el uso de la mayonesa. Yo la he combinado con mis fantásticas y sabrosas albóndigas de berenjena, pero también os recomiendo usarla en sus usos más tradicionales. ¡Apuesto a que os sorprenderá!

Fuente: [Receta tomada del blog ¿Qué te preparo para cenar? con mis modificaciones personales]

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