Los pandorinos salados de polenta con embutidos y quesos son una idea original y vistosa para enriquecer la mesa de las fiestas. Preparados con una base de polenta suave y enriquecida con quesos y embutidos sabrosos, se cocinan en moldes de mini pandoro obteniendo pequeños pastelitos salados perfectos como entrante o finger food navideño. La receta es fácil, rápida y personalizable: puedes usar los embutidos y los quesos que más te gusten o que ya tengas en la nevera. Servidos con una cucharada de stracciatella se vuelven aún más cremosos e irresistibles.
¡Prueba también estos pandorinos salados!
Entrantes navideños simples:
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 30 Minutos
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 6/8
- Métodos de Cocción: Hornillo, Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Año Nuevo, Navidad
Ingredientes
- 150 g harina de maíz instantánea
- 600 ml agua
- 100 g Embutidos
- 100 g quesos
Pasos
Para la preparación de los Pandorinos salados de polenta con embutidos y quesos – Entrante fácil y original mira el video AQUÍ.
Lleva el agua a ebullición en una olla grande. Añade un poco de sal y un chorrito de aceite. Vierte la harina de maíz en forma de lluvia, removiendo continuamente para evitar grumos.
Cuando la polenta se haya espesado, añade embutidos y quesos cortados en trocitos (puedes usar lo que prefieras: speck, jamón, salami, scamorza, fontina…). Remueve bien hasta distribuirlos uniformemente.
Transfiere la mezcla aún caliente a los moldes de mini pandoro o de muffin. Nivela la superficie. Hornea a 180°C durante unos 20 minutos, hasta que los pandorinos estén compactos y ligeramente dorados. Deja templar, luego sirve los pandorinos con una cucharada de stracciatella y decora al gusto con hierbas, granela de pistacho o embutidos.
¡Buen provecho!
conservación & consejos:
Los pandorinos salados de polenta se conservan en el frigorífico durante 2 días, cerrados en un recipiente hermético. Antes de servirlos, caliéntalos unos minutos en el horno a 160°C para que vuelvan a estar suaves y crujientes.
No se recomienda la congelación, porque la consistencia de la polenta podría cambiar una vez descongelada.

