Rápidos y fáciles de preparar, los croissants salados pueden ser rellenos o disfrutados así, ¡simples! La masa no requiere atenciones particulares, he utilizado la misma del panettone gastronómico… ¡una garantía! Los croissants salados una vez enfriados, podéis tranquilamente conservarlos en congelador, cerrados cuidadosamente en las bolsas de congelación adecuadas… Así los tendréis siempre disponibles.
La cantidad que indico sobre el número de croissants que lograréis obtener con esta receta es bastante indicativa. Mucho depende del tamaño que decidáis dar a los triángulos de masa que vais a cortar. Si queréis, si tenéis tiempo y paciencia, podéis hacerlos pequeñitos, perfectos para un buffet.

- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 5 Horas
- Tiempo de preparación: 10 Minutos
- Porciones: 8
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 100 g harina Manitoba
- 200 g harina 0
- 1 cucharadita azúcar
- 6 g levadura de cerveza fresca
- 5 g sal
- 130 g leche parcialmente desnatada
- 1 huevo
- 40 g mantequilla
- c.s. semillas de sésamo (para la superficie)
Pasos
Con la ayuda de una amasadora, mezclad las dos harinas con el azúcar, añadid siempre mezclando la leche en la que habéis disuelto la levadura de cerveza fresca.
Unid el huevo entero y la sal, luego la mantequilla cortada en trozos no demasiado grandes. Ésta última, no la pongáis toda junta sino dadle tiempo a la masa para incorporarla antes de añadir más.
Cread un bollo y dejadlo fermentar cubierto hasta que doble su volumen, lejos de corrientes de aire. Cubrid la superficie con film transparente para que no se seque.
Dejadlo fermentar hasta que doble su volumen, luego desgasificar suavemente. Estirad la masa intentando dejarle una forma circular, luego con un cuchillo de hoja lisa, dividid la masa en unos 8 triángulos regulares.
Enrollad desde la base hacia la punta el triángulo de masa para crear el croissant, luego colócalo en una bandeja de horno dejando un poco de espacio entre uno y otro. Cubrid la superficie con film transparente para dejarlos fermentar una segunda vez.
Tras el segundo fermentado (tomará poco más de 1 hora) untadlos en la superficie con un poco de agua o leche, añadid las semillas de sésamo. Horneadlos en horno ventilado precalentado a 180 grados durante unos 12 minutos. Están listos cuando estén todos uniformemente dorados.
Una vez horneados, dejadlos enfriar sobre una rejilla para que evaporen parte de su humedad.
Podéis disfrutarlos así o rellenarlos como prefiráis. Mi hija a menudo los prefiere al clásico bocadillo para llevar a la escuela para la pausa de media mañana… ¡Son suavísimos hasta el último bocado!
Una vez enfriados, podéis conservarlos en una bolsa de papel como cualquier bocadillo o congelarlos para tenerlos siempre disponibles.