Polenta rápida en olla a presión, utilizando este método de cocción, preparar la polenta nunca ha sido más sencillo y rápido. Con el método tradicional se necesitan seguramente entre 50 y 60 minutos, removiéndola continuamente (un mito porque la polenta nunca se debe remover, sino que se deja hervir a fuego lento). Además, os aconsejo no echarla en forma de lluvia sobre el agua caliente, sino sobre el agua fría, para evitar la formación de esos grumos tan molestos. La polenta es buenísima preparada de cualquier manera, dado su sabor casi neutro, e incluso frita está realmente bien. Para quien tenga miedo de usar la olla a presión o esté pensando en comprar una, leed mi artículo: La olla a presión y su uso.
Si como yo amáis la olla a presión, os dejo los enlaces de algunas recetas:
- Costo: Muy económico
- Tiempo de preparación: 5 Minutos
- Porciones: 2 personas
- Métodos de Cocción: Olla a presión
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno
Ingredientes
- 250 g polenta
- 900 g agua
- 30 g aceite de oliva virgen extra
- c.s. sal
Herramientas
- 1 Olla a presión
- 1 Batidor manual
Preparación
Volteamos la polenta directamente en la olla, añadimos el agua necesaria (para una consistencia más sólida, podemos poner 100ml menos), ajustamos de sal y batimos con un batidor manual, para eliminar cualquier grumo
Cerramos la olla a presión con la tapa de cierre hermético y bajamos la palanca de la válvula. Ponemos al fuego a llama alta y en cuanto escuchemos un fuerte silbido, bajamos al mínimo y cocinamos durante 8 minutos. Pasado el tiempo de cocción, antes de abrir, levantamos suavemente la válvula y dejamos salir todo el vapor contenido dentro.
Añadimos el aceite de oliva virgen extra y lo absorbemos bien. Si al abrir la polenta resulta un poco líquida, la dejamos reducir durante un minutito antes de añadir el aceite.
Condimentamos nuestra Polenta rápida en olla a presión, con lo que más nos guste, pero incluso blanca está buenísima.
Consejos
La polenta se puede conservar tanto en el frigorífico como en el congelador, obviamente bien cubierta.
Después podemos cortarla en rebanadas, porque mientras tanto habrá tomado la forma de nuestro contenedor, y calentarla donde prefiramos: sartén, microondas…
Descongelémosla siempre en el frigorífico, como hacemos con cualquier tipo de alimento y nunca a temperatura ambiente.
Haciendo así evitaremos intoxicaciones alimentarias desagradables, a veces incluso muy graves.

