Carpaccio de ternera ahumada con virutas de queso (Castelmagno), un entrante refinado y sabroso, perfecto para una ocasión especial o simplemente para una comida ligera, que une la rústica bondad de la cocina piamontesa con la elegancia de un gran clásico italiano.
Para la preparación, he utilizado el Castelmagno, un queso DOP piamontés de carácter decidido y con un sabor que va desde lo dulce a lo picante dependiendo de su maduración. Tiene la particularidad de derretirse en la boca, dejando una sensación cremosa perfecta para realzar el sabor de la carne.
Si no lo encuentras, puedes sustituirlo por un queso similar, que tenga una consistencia quebradiza o granulosa y un sabor intenso. Por ejemplo, un Asiago Stravecchio o un Parmigiano Reggiano muy maduro son las alternativas más cercanas. Para más sugerencias, lee mis consejos al final de la receta.
El secreto para un carpaccio de ternera ahumada excelente reside en la calidad de la carne y en el grosor del corte. Pídelo a tu carnicero o charcutero de confianza.
Veamos juntos cómo realizar la receta del Carpaccio de ternera ahumada con virutas de queso. ¡Prepara los ingredientes que comenzamos!
Y si lo pruebas, no olvides hacérmelo saber en los comentarios en mi página de Facebook AQUÍ. Te espero.
Gabriella
Otras recetas frescas y sabrosas:
- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de preparación: 10 Minutos
- Porciones: 4
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 400 g ternera ahumada (cortada en lonchas finas)
- c.s. aceite de oliva virgen extra
- 1 limón (el jugo)
- pimienta
- 50 g queso (en virutas – Castelmagno, o Parmigiano Reggiano)
Herramientas
- 1 Exprimidor de limón
- 1 Cuenco pequeño
- 1 Plato
Pasos
Primero, emulsiona en un cuenco pequeño el aceite de oliva virgen extra con el jugo de limón y una pizca de pimienta recién molida. Si lo deseas, puedes añadir también una pizca de sal, aunque la carne ahumada ya es sabrosa.
Coloca las lonchas de ternera ahumada en un plato, intentando cubrir uniformemente la superficie. Luego, condiméntalas con la emulsión preparada, cubriendo todas las lonchas.
Termina el plato, distribuyendo las virutas de queso sobre la carne. Yo he utilizado el Castelmagno, típico queso piamontés, pero si no lo encuentras, va bien también el Parmigiano Reggiano o el Grana Padano.
Sirve el carpaccio de inmediato, preferiblemente a temperatura ambiente, para poder apreciar mejor todos los aromas. Aquí tienes el Carpaccio de ternera ahumada con virutas de queso listo. ¡Buen provecho!
Hasta la próxima receta
Conservación
Puedes conservar el Carpaccio de ternera ahumada con virutas de queso en la nevera durante un máximo de 1 día, en un recipiente hermético.
Variantes
– Puedes enriquecer el plato con rúcula fresca o con verduras crujientes como apio, hinojo o alcachofas cortadas en juliana.
– Para un contraste sorprendente, prueba combinarlo con rodajas de manzana Granny Smith, mango o virutas de pera.
– En lugar del clásico aliño de aceite-limón, puedes usar una salsa a base de yogur, lima y pimienta rosa, o una mayonesa ligera aromatizada.
Consejos y Sugerencias
Quesos:
– Pecorino Curado (Sardo o Romano): el Pecorino ofrece una salinidad marcada y un sabor que combina perfectamente con la carne. El curado tiene una consistencia más dura, perfecta para ser reducido en virutas.
– Grana Padano o Parmigiano Reggiano: son opciones más clásicas y fácilmente disponibles. A diferencia del Castelmagno, tienen un sabor más dulce y menos pronunciado, pero su consistencia granulosa y la capacidad de equilibrar el plato son ideales. El Parmigiano Reggiano de más de 36 meses es una excelente opción, ya que desarrolla un sabor más intenso y casi picante, acercándose más al perfil del Castelmagno.
– Asiago Stravecchio: tiene una maduración prolongada que le confiere un sabor robusto y una consistencia dura y compacta, perfecta para ser reducido en virutas. Su sabor es sabroso y ligeramente picante, creando un bonito contraste con el carpaccio.
– Asiago Stravecchio: tiene una maduración prolongada que le confiere un sabor robusto y una consistencia dura y compacta, perfecta para ser reducido en virutas. Su sabor es sabroso y ligeramente picante, creando un bonito contraste con el carpaccio.
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