Os estaréis preguntando por qué he llamado Mocktail Milwaukee a esta bebida fresca y refrescante, ¿verdad? Pues… porque es un nombre que evoca buenos recuerdos. Si fuiste joven en los años 70, ya lo habrás entendido. Milwaukee era la ciudad estadounidense que servía de escenario a una de las series de televisión más queridas de mi adolescencia: Happy Days, la comedia de situación super popular que narraba las aventuras de la amadísima familia Cunningham. En aquella época la llamábamos «telefilm» y no me perdía ni un solo episodio (como todos los demás). Sentada frente a la tele, seguía las aventuras de Richie, Fonzie y los demás personajes, y durante media hora parecía también vivir entre los diner, las chaquetas de cuero y los jukebox de los años 50. Y fue precisamente al recordar esa magia desenfadada que me inventé esta bebida sin alcohol dulce y burbujeante como esos personajes. La elección de los ingredientes no fue casual. Necesitaba algo que recordara esa región. ¡Voilà! El zumo de manzana evoca los huertos y los sabores genuinos del Medio Oeste americano, del cual Wisconsin está repleto. El ginger ale aporta una ligereza efervescente y especiada, justo como las bebidas servidas en los diner de los años 50. El jarabe de arce añade calidez y suavidad y es un homenaje a las tradiciones norteamericanas. Y por último, el zumo de arándano rojo aporta ese toque ácido que equilibra la dulzura de la bebida y que recuerda los atardeceres sobre el lago Michigan. ¡Madre mía qué poeta soy y qué buenos tiempos! En fin… probadlo vosotros también. Levantemos el vaso al sonido de un jukebox y a los recuerdos más bonitos… brindemos con un Milwaukee!

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