¡Empecemos!

• Como les decía antes, el paso más largo es cocinar las zanahorias, así que comencemos por ellas, pelémoslas y cortémoslas en trozos grandes para facilitar su cocción. En un cazo ponemos el agua y las zanahorias y cocinamos durante unos diez quince minutos hasta que estén tiernas pero no deben deshacerse. El tiempo de cocción también depende del tamaño que tengan.

  Cuando estén cocidas, escurrámoslas y vertámoslas en un recipiente alto y estrecho adecuado para la batidora de mano. Tomemos los garbanzos, escurrámoslos (no tires el líquido), enjuaguémoslos y agreguémoslos a las zanahorias cocidas.

  

• Licúemos todo con una batidora de mano, si no se licúa, agreguemos una cucharada de agua de cocción de las zanahorias después de lo cual añadimos el pecorino rallado, el parmesano rallado y el pan rallado (un par de cucharadas, pero dependerá mucho de la humedad y suavidad de tu mezcla) y la sal, luego mezclamos para obtener una masa suave pero trabajable.

  

• En un plato ponemos el pan rallado y luego nos mojamos ligeramente las palmas de las manos, tomamos una porción de la mezcla y formamos las hamburguesas más o menos del tamaño de la palma de la mano (o del tamaño que prefieras), pásalas por el pan rallado y colócalas en una bandeja de horno cubierta con papel pergamino. Una vez formadas nuestras hamburguesas de garbanzos y pecorino, espolvoreamos con algunas semillas de sésamo y vertemos un hilo de aceite por encima.

  

• Cocinemos en horno ya caliente a una temperatura de 200/220 grados durante unos quince minutos y hasta que estén dorados en la superficie.

  Sirvamos calientes con una buena ensalada, pero antes toma una foto y publícala en las redes sociales etiquetándome (unaricciachepasticcia) y muéstrame si las has preferido con un burger buns o sin pan.

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