Zanahorias y guisantes estofados son una guarnición fácil, rápida y de sabor delicado, perfecta para completar cualquier menú. La combinación de zanahorias y guisantes es un clásico, especialmente en los países anglosajones. Si has visto la película Forrest Gump, tal vez recuerdes una de las frases icónicas del protagonista: “Jenny y yo éramos como pan con mantequilla”, así en la versión italiana; pero en la versión original, la comparación era con “peas and carrots”, es decir, “guisantes y zanahorias”, una expresión que subraya cuán inseparables y armoniosos son estos dos ingredientes. Aunque en España esta combinación no está tan arraigada, sigue siendo apreciada, no solo por el equilibrio de sabores sino también por el agradable contraste cromático que aporta vivacidad a la mesa. La receta que te propongo guiña un ojo a la tradición anglosajona, especialmente por el uso de la mantequilla. Aunque no es un ingrediente que utilizo a menudo con verduras, en algunos casos – como para las zanahorias a la mantequilla – resulta ser una elección ganadora. Si están de temporada, te recomiendo usar guisantes frescos para un resultado aún más sabroso, pero también los congelados irán de maravilla. Zanahorias y guisantes estofados es una guarnición sencilla y colorida, perfecta para acompañar segundos platos de carne o pescado, pero también se puede servir como plato único ligero con la adición de arroz o cuscús.
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