La tarta de queso fría al limón es un pastel fresquísimo y delicioso sin hornear, a base de nata fresca, queso para untar y cubierta de gelatina de limón casera que no contiene gluten ni lactosa. Este delicioso y fragante postre puede ser realizado también con ingredientes sin gluten y sin lactosa. Se caracteriza por sus tres texturas que lo hacen especial: la compacta y quebradiza de la base de galletas, la cremosa del relleno central y, finalmente, la gelatinosa de la cobertura. Es apto para fiestas, buffets y para todas nuestras ocasiones especiales, como el Día de la Madre. Es muy fácil de realizar, es excelente, no requiere gelatina (cola de pescado), no es pesado ni empalagoso y puede ser preparado con antelación; de hecho, recomiendo prepararlo con al menos un día de antelación, porque cuanto más repose, más se exaltarán los sabores y aromas. La receta original de la gelatina la podéis encontrar aquí.
- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de reposo: 1 Día
- Tiempo de preparación: 10 Minutos
- Porciones: 12
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Italiana
Ingredientes
- 150 g galletas secas
- 95 g mantequilla derretida
- 1/2 ralladura de limón
- 200 g nata líquida fresca
- 175 g queso para untar
- 3 cucharadas azúcar glas
- ralladura de 1/2 limón
- 200 ml agua
- 80 g azúcar
- 50 ml zumo de limón
- 25 g fécula de patata sin gluten
- c.s. ralladura de limón
Herramientas
- 1 Molde – desmontable de 20/22cm
Preparación
Forramos el fondo del molde con un papel de horno; luego cortamos una tira y forramos también las paredes del molde desmontable. Para que el papel de horno se adhiera bien, podemos untar con mantequilla o mojar ligeramente las paredes del molde.
Preparamos la base para la tarta de queso fría al limón. Reducimos las galletas a polvo con la batidora, las ponemos en un bol grande con la ralladura fina de 1/2 limón y añadimos la mantequilla derretida caliente. Mezclamos con una cuchara de madera hasta que la mantequilla se absorba completamente.
En este punto, transferimos la mezcla de galletas en el molde y presionamos bien para que la base sea uniforme y plana. Metemos el molde en la nevera durante aproximadamente 2 horas.
Mientras tanto, preparamos la gelatina. En un cazo, ponemos el agua, el azúcar, el zumo y la ralladura de limón y la fécula. Mezclamos bien con un batidor de acero y llevamos a ebullición. Bastarán unos minutos para que la preparación se espese, apagamos, dejamos enfriar y espesar muy bien. Cuando esté fría, la gelatina cambiará de color, pasando de blanco perla opaco a amarillo tenue. Recordemos eliminar las cáscaras de limón de la gelatina.
Preparamos la crema de nata y queso para untar. En un bol, comenzamos a montar la nata fresca y cuando empiece a espesar, añadimos el queso cremoso con el azúcar y la ralladura fina de limón. Seguimos montando hasta obtener una crema muy densa y lisa.
No será necesario añadir azúcar si utilizáis nata azucarada; sin embargo, siempre vale la pena probar para asegurar que esté dulce al punto justo, según vuestros gustos.
Pasado el tiempo de reposo en la nevera de la base de galleta, la sacamos y la cubrimos con la crema de nata y queso, la nivelamos con una espátula y la volvemos a meter en la nevera por una hora.
Después de una hora, sacamos de nuevo el pastel de la nevera y vertemos la gelatina de limón fría y bien espesa sobre la crema de nata y queso, extendiéndola con el dorso de una cuchara o utilizando una manga pastelera.
Antes de verter la gelatina, es conveniente removerla bien con un batidor o con un tenedor para que vuelva a estar suave y se extienda fácilmente.
Decoramos la tarta de queso al limón según nuestros gustos y la volvemos a meter en la nevera hasta el momento de servirla. Recomiendo conservar este dulce en un porta pasteles para evitar que absorba los olores del frigorífico.
La idea extra. Podemos sustituir completamente o solo en parte la cáscara de limón por jengibre fresco rallado que dará a este pastel un aroma y sabor realmente delicioso.
