Pasos

• Cocina las espinacas frescas en abundante agua ligeramente salada por unos minutos.

  Escúrrelas muy bien para eliminar la mayor cantidad de agua posible y reserva en un cuenco.

• Elimina la corteza del pan y córtalo en cubos pequeños, colócalo en un cuenco grande y rocíalo con la leche.

• Coloca las espinacas escurridas en el vaso de una batidora de inmersión o en el cuenco de un procesador de alimentos, añade las yemas, salpimienta y condimenta con la nuez moscada.

• Bate hasta obtener una crema suave, añádela al cuenco con el pan duro y mezcla con una cuchara de madera.

  Agrega la harina y el pan rallado y termina de integrar con las manos.

• Mientras tanto, coloca una olla llena de agua ligeramente salada en el fuego para cocinar los strangolapreti.

• Con la ayuda de una cuchara, toma una porción de masa y pasándola entre una cuchara y otra forma los strangolapreti.

• Nosotros los formamos con las manos ligeramente espolvoreadas de harina y trabajándolos como si fueran una albóndiga para luego darles una forma ligeramente aplastada y alargada.

  A medida que los formas, colócalos sobre papel de horno espolvoreado con más harina.

• Prepara la crema de queso, trabaja el stracchino con 1 cucharada de aceite en un pequeño cuenco para hacerlo cremoso.

• Calienta la leche en una sartén grande de bordes altos y vierte el queso ablandado, salpimienta e incorpora las hojas de salvia.

• A fuego bajo, deja que el queso se derrita hasta formar una crema suave.

  Mantén caliente.

• Cocina los strangolapreti sumergiéndolos suavemente en el agua, una vez que suban a la superficie, déjalos cocinar 3 o 4 minutos y luego escúrrelos con una espumadera.

• En cada plato, distribuye un cucharón de crema de queso y coloca encima los strangolapreti.

  Espolvorea con Grana Padano rallado.

• Alternativamente, coloca los strangolapreti en una sopera, espolvorea con la crema de queso y lleva a la mesa aún humeantes.