Hay un plato que, más que cualquier otro, me lleva atrás en el tiempo, a los almuerzos dominicales en familia y a los aromas de la cocina de la abuela: las alcachofas a la judía. Crujientes por fuera, tiernas por dentro, con ese sabor único que solo la fritura en aceite caliente sabe dar. Las alcachofas a la judía son un verdadero triunfo de sabor y tradición. Un clásico de la cocina romana, amado en toda Italia y apreciado también en el extranjero, las alcachofas a la judía son un plato que no puede faltar en las mesas de los amantes de la buena comida. Pero ¿cómo lograr una fritura perfecta, que haga que las alcachofas queden crujientes en su punto justo y doradas de manera uniforme? Hoy os revelo mis 5 secretos para preparar unas alcachofas a la judía para chuparse los dedos.
Todavía recuerdo la primera vez que probé las alcachofas a la judía. Era niño, y su aspecto tan particular, similar a una flor dorada, me intrigó muchísimo. Al primer bocado, ¡fue amor a primera vista! Desde entonces, las alcachofas se han convertido en una de mis verduras favoritas, y la receta a la judía ocupa un lugar especial en mi corazón (¡y en mi estómago!). Desde aquel día, he experimentado con diferentes recetas y técnicas para preparar las alcachofas a la judía, en busca de la fritura perfecta. ¡Y hoy estoy feliz de compartir con vosotros mis 5 secretos para un resultado impecable!
- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 10 Minutos
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 4
- Métodos de Cocción: Fritura
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno, Otoño, Invierno y Primavera
- Energía 192,47 (Kcal)
- Carbohidratos 19,78 (g) de los cuales azúcares 1,86 (g)
- Proteínas 6,16 (g)
- Grasa 12,05 (g) de los cuales saturados 2,06 (g)de los cuales insaturados 9,33 (g)
- Fibras 10,16 (g)
- Sodio 906,50 (mg)
Valores indicativos para una ración de 160 g procesada de forma automatizada a partir de la información nutricional disponible en las bases de datos CREA* y FoodData Central**. No se trata de consejos alimentarios y/o nutricionales.
* CREATES Centro de Investigación sobre Alimentación y Nutrición: https://www.crea.gov.it/alimenti-e-nutrizione https://www.alimentinutrizione.it ** Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Servicio de Investigación Agrícola. FoodData Central, 2019. https://fdc.nal.usda.gov
Ingredientes
- 4 alcachofas mammole
- 1.5 l aceite de cacahuete
- c.s. sal fina
Herramientas
- 1 Cazo Para freír
Pasos
Armate de un cuchillo afilado, un bol con agua fría acidulada con jugo de limón y, si quieres, un par de guantes para proteger tus manos del ennegrecimiento. Toma la primera alcachofa y comienza eliminando las hojas externas más duras y fibrosas, alrededor de las primeras 2-3 capas. Continúa deshojando la alcachofa con cuidado, hoja por hoja, hasta llegar a las más tiernas y claras en el centro. Con un cuchillito, pela el tallo, eliminando la parte externa más fibrosa, y córtalo a unos 4-5 cm de la base. Corta la parte superior de la alcachofa, eliminando aproximadamente 1 cm de las puntas de las hojas. Finalmente, abre ligeramente las hojas de la alcachofa, como para formar una flor, y sumérgela en el bol con agua y limón para evitar que se ennegrezca. Repite la operación para todas las alcachofas.
Llena una olla grande con abundante aceite de semillas de cacahuete y llévalo a una temperatura de 140-150°C. Sumerge delicadamente las alcachofas en el aceite caliente, una a una, asegurándote de que no se superpongan. Con una pinza o una espumadera de acero, mantén cada alcachofa presionada hacia el fondo de la olla durante los primeros minutos de cocción, para que las hojas se abran bien y no se cierren durante la fritura. Este truco es fundamental para obtener la clásica forma de «flor» de las alcachofas a la judía. Deja que las alcachofas se cocinen durante unos 8-10 minutos.
Deja que las alcachofas se cocinen durante unos 8-10 minutos, volteándolas de vez en cuando. Un minuto antes de sacarlas de la olla, dales la vuelta de lado para que también se cocine bien el tallo, que de otro modo quedaría demasiado duro. Asegúrate de que las alcachofas estén tiernas por dentro y ligeramente doradas por fuera.
Tras los 8-10 minutos, escurre las alcachofas con una espumadera y déjalas reposar sobre una bandeja cubierta con papel absorbente durante unos minutos, para que pierdan el exceso de aceite. Mientras tanto, sube la temperatura del aceite a 170-180°C. Cuando el aceite esté bien caliente, sumerge nuevamente las alcachofas, pocas a la vez, y déjalas freír durante otros 2-3 minutos, hasta que estén crujientes y doradas de manera uniforme. Escúrrelas de nuevo con la espumadera y colócalas sobre una nueva hoja de papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Emplata dos alcachofas por persona en un plato de servir. Sazónalas ligeramente y sírvelas inmediatamente, bien calientes, tal vez acompañadas de gajos de limón o mayonesa casera. Disfruta primero de las hojas exteriores, súper crujientes y aromáticas, arrancándolas una a una. Luego, con la ayuda de un cuchillo, corta la alcachofa y saborea el corazón tierno y delicioso. ¡Buen provecho!
Aquí tienes 5 secretos para una fritura perfecta:
¿Alguna vez has intentado cocinar alcachofas a la judía en casa, pero el resultado no fue el esperado? ¡No te preocupes! Con mis 5 secretos, obtendrás alcachofas crujientes y doradas en su punto justo, como las del restaurante.
La elección de las alcachofas:
Para esta receta, es fundamental utilizar las alcachofas romanas, también conocidas como «mammole». Estas alcachofas tienen una forma redonda y compacta, ideal para la fritura, y un sabor dulce y delicado. Elígelas frescas, con las hojas bien cerradas y el tallo turgente.
La doble fritura:
El secreto para obtener alcachofas a la judía crujientes por fuera y tiernas por dentro es la doble fritura. La primera fritura, a una temperatura más baja (140-150°C), sirve para cocinar las alcachofas internamente. La segunda fritura, a una temperatura más alta (170-180°C), les da el crujido deseado.
La temperatura del aceite:
Mantener la temperatura del aceite constante durante la fritura es esencial para una cocción uniforme. Utiliza un termómetro de cocina para controlar la temperatura y ajusta la llama del fogón en consecuencia.
El secado:
Después de la primera fritura, seca bien las alcachofas con papel absorbente antes de proceder con la segunda. Esto evitará salpicaduras de aceite y contribuirá a obtener una fritura más crujiente.
La sal:
Sazona las alcachofas solo después de la fritura, de lo contrario perderán humedad y se volverán blandas.
Consejos extra:
Aceite de calidad: prefiere aceite de cacahuete para la fritura.
Limpieza cuidadosa:
Elimina las hojas exteriores más duras, las puntas espinosas y la pelusa interna.
«Golpeo» de las alcachofas: antes de la fritura, golpea suavemente las alcachofas sobre una superficie de trabajo para abrirlas ligeramente en forma de flor.
Presentación:
Sirve las alcachofas calientes, acompañadas de gajos de limón.
¡Siguiendo estos simples consejos, tus alcachofas a la judía serán un éxito garantizado!
Sirve las alcachofas calientes, acompañadas de gajos de limón.
¡Siguiendo estos simples consejos, tus alcachofas a la judía serán un éxito garantizado!
Conservación:
Las alcachofas a la judía son más sabrosas si se disfrutan recién hechas, cuando aún están calientes y crujientes. 😋 Sin embargo, si te queda alguna alcachofa, puedes conservarla en el frigorífico por un máximo de un día.
Aquí tienes algunos consejos para conservarlas de la mejor manera:
Déjalas enfriar completamente antes de guardarlas en el frigorífico.
Consérvalas en un recipiente hermético o envueltas en film transparente, para evitar que absorban olores del frigorífico.
No las superpongas para evitar que se suavicen.
Recalienta en el horno a 180°C durante unos minutos antes de servirlas, para que vuelvan a estar crujientes.
Desaconsejo congelar las alcachofas a la judía, porque la fritura tiende a perder su crujiente tras la congelación.
Si realmente necesitas congelarlas, te recomiendo hacerlo antes de la segunda fritura. De esta manera, podrás descongelarlas y freírlas en el momento del consumo, obteniendo un mejor resultado.
Si realmente necesitas congelarlas, te recomiendo hacerlo antes de la segunda fritura. De esta manera, podrás descongelarlas y freírlas en el momento del consumo, obteniendo un mejor resultado.
¡Espero que estos consejos te sean útiles! 😊
¡Espero que estos consejos te sean útiles! 😊
Vino para acompañar
Las alcachofas a la judía, con su crujiente textura y su sabor intenso, requieren un vino que limpie el paladar y equilibre su amargor.
En general, los vinos blancos son la mejor opción. Opta por blancos frescos y salinos, como Vermentino, Fiano o Grechetto.
También un rosado con cuerpo, como el Cerasuolo d’Abruzzo, puede ser una buena combinación.
Si prefieres el tinto, elige uno joven, ligero y poco tánico, como un Lambrusco di Sorbara servido fresco.
Evita vinos tintos con cuerpo y tánicos, que corren el riesgo de acentuar el amargor de la alcachofa.
FAQ (Preguntas y Respuestas)
¿Qué alcachofas usar para la receta a la judía?
La mejor opción son las alcachofas romanas, también llamadas «mammole». Tienen la forma redonda y compacta ideal para la fritura, con un sabor dulce y delicado. Asegúrate de que sean frescas, con hojas bien cerradas y tallo turgente.
La mejor opción son las alcachofas romanas, también llamadas «mammole». Tienen la forma redonda y compacta ideal para la fritura, con un sabor dulce y delicado. Asegúrate de que sean frescas, con hojas bien cerradas y tallo turgente.
¿Puedo freír las alcachofas solo una vez?
Desaconsejo freír las alcachofas a la judía solo una vez. La doble fritura es el secreto para obtener la consistencia adecuada: la primera a temperatura más baja cocina el interior, la segunda a temperatura más alta las hace crujientes.
Desaconsejo freír las alcachofas a la judía solo una vez. La doble fritura es el secreto para obtener la consistencia adecuada: la primera a temperatura más baja cocina el interior, la segunda a temperatura más alta las hace crujientes.
¿Cómo evitar que las alcachofas a la judía se vuelvan blandas?
Para evitar que las alcachofas se vuelvan blandas, es importante secarlas bien después de la primera fritura y antes de la segunda. Además, sazónalas solo al final de la cocción, de lo contrario perderán humedad.
Para evitar que las alcachofas se vuelvan blandas, es importante secarlas bien después de la primera fritura y antes de la segunda. Además, sazónalas solo al final de la cocción, de lo contrario perderán humedad.
¿Puedo preparar las alcachofas a la judía con antelación?
Las alcachofas a la judía son más sabrosas si se disfrutan recién hechas. Si realmente necesitas prepararlas con antelación, consérvalas en el frigorífico por un máximo de un día en un recipiente hermético y recaliéntalas en el horno antes de servirlas.
Las alcachofas a la judía son más sabrosas si se disfrutan recién hechas. Si realmente necesitas prepararlas con antelación, consérvalas en el frigorífico por un máximo de un día en un recipiente hermético y recaliéntalas en el horno antes de servirlas.
¿Cómo saber cuántas hojas eliminar durante la limpieza de las alcachofas?
Eliminar el número adecuado de hojas es fundamental para obtener alcachofas a la judía perfectas. Comienza eliminando las hojas externas más duras y fibrosas, generalmente las primeras 2-3 capas. Continúa deshojando la alcachofa hoja por hoja, hasta llegar a las más tiernas y de color verde claro en el centro. Un truco para saber si has eliminado suficientes hojas es doblar una hacia el exterior: si se rompe fácilmente, significa que está lista para ser eliminada. Recuerda que para esta receta no es necesario eliminar demasiadas hojas, ya que la fritura las hará de todos modos tiernas y crujientes.
Eliminar el número adecuado de hojas es fundamental para obtener alcachofas a la judía perfectas. Comienza eliminando las hojas externas más duras y fibrosas, generalmente las primeras 2-3 capas. Continúa deshojando la alcachofa hoja por hoja, hasta llegar a las más tiernas y de color verde claro en el centro. Un truco para saber si has eliminado suficientes hojas es doblar una hacia el exterior: si se rompe fácilmente, significa que está lista para ser eliminada. Recuerda que para esta receta no es necesario eliminar demasiadas hojas, ya que la fritura las hará de todos modos tiernas y crujientes.

