¿Quién no ama un plato de arroz caliente y cremoso que sabe a hogar?
Imagina el vapor fragante que se eleva de un bol lleno de arroz envuelto en una salsa de tomate dulce y salpicado del verde brillante de los guisantes.
Cada grano, envuelto en una crema aterciopelada, es una explosión de sabores simples y genuinos, capaces de mimar el paladar y calentar el corazón en los fríos días de invierno.
Este risotto con guisantes y tomate es un gran clásico de la cocina italiana, amado por mayores y pequeños por su versatilidad y su sabor delicado. ¡Y se presta a infinitas variantes!
Puedes usar arroz Arborio para una consistencia más cremosa, o Carnaroli para un resultado más al dente; puedes añadir panceta o speck para un toque sabroso, o hacerlo aún más ligero omitiendo la mantequilla final.
Pero no creerás lo que ocurrió el otro día: ¡mi hijo de 6 años, Noah, generalmente el más feroz enemigo de los guisantes, me lo pidió él! Había visto en la televisión un dibujo animado japonés donde los protagonistas comían un plato similar con gran gusto, y la cosa le había intrigado. ¡Debo decir que fue una verdadera sorpresa!
Normalmente Noah quita cuidadosamente los guisantes de cada preparación. Pero en este risotto, mágicamente transformados por la cremosidad del arroz y la dulzura del tomate, los devoró con entusiasmo, ¡llegando incluso a repetir tres veces!
Si tú también quieres probar esta receta sencilla y sabrosa, que ha conquistado incluso el paladar más exigente de mi pequeño crítico gastronómico, ¡descubre ahora cómo preparar un risotto con guisantes congelados y tomate perfecto!
- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Muy económico
- Tiempo de reposo: 10 Minutos
- Tiempo de preparación: 10 Minutos
- Porciones: 4
- Métodos de Cocción: Hervir, Fuego lento
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno, Todas las estaciones
- Energía 271,64 (Kcal)
- Carbohidratos 52,36 (g) de los cuales azúcares 1,73 (g)
- Proteínas 6,03 (g)
- Grasa 3,79 (g) de los cuales saturados 2,13 (g)de los cuales insaturados 1,41 (g)
- Fibras 2,73 (g)
- Sodio 175,39 (mg)
Valores indicativos para una ración de 280 g procesada de forma automatizada a partir de la información nutricional disponible en las bases de datos CREA* y FoodData Central**. No se trata de consejos alimentarios y/o nutricionales.
* CREATES Centro de Investigación sobre Alimentación y Nutrición: https://www.crea.gov.it/alimenti-e-nutrizione https://www.alimentinutrizione.it ** Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Servicio de Investigación Agrícola. FoodData Central, 2019. https://fdc.nal.usda.gov
Ingredientes
- 320 g arroz Carnaroli
- 1 cebolla
- 2 cucharadas aceite de oliva virgen extra
- 150 g guisantes
- 400 g puré de tomate
- 1 l caldo vegetal
- 1 nuez mantequilla
- 1 pizca pimienta negra
- c.s. sal
Utensilios
- 1 Cazuela de bordes altos Vier
Pasos
Comenzamos la preparación de nuestro risotto con un picado fino y delicado de cebolla, que vamos a dorar suavemente en una cazuela de bordes altos con un hilo de aceite de oliva virgen extra frutado.
¡Sentirás enseguida un aroma tentador en el aire!
La elección de la cazuela es fundamental: los bordes altos permiten que el arroz «rebote» contra las paredes durante la mantequilla, favoreciendo la liberación del almidón y dando esa cremosidad irresistible que caracteriza a un risotto perfecto.
Una vez que la cebolla se haya vuelto transparente, añadimos el arroz en la misma cazuela. Lo tostamos a fuego medio durante un par de minutos, mezclando con cuidado hasta que los granos estén translúcidos.
Este paso es crucial para sellar los granos de arroz y garantizar una cocción uniforme.
En este punto, desglasamos con un poco de vino blanco (si te gusta) y añadimos la salsa de tomate, dejándola mezclarse bien con el arroz tostado.
Finalmente, añadimos los guisantes congelados y dejamos que todo se impregne a fuego lento durante unos minutos, mezclando de vez en cuando para evitar que la cebolla se queme.
Es el momento de añadir el caldo vegetal caliente, que dará vida a nuestro risotto.
Si prefieres una cocción más rápida, puedes verter todo el caldo de una vez, asegurándote, sin embargo, de dosificar la cantidad necesaria para evitar que el arroz quede demasiado líquido.
Si en cambio deseas una cocción más lenta y controlada, añade el caldo un cucharón a la vez, esperando que el anterior sea absorbido casi completamente antes de añadir más.
Continúa así hasta que el arroz esté cremoso pero aún ligeramente al dente.
Al final de la cocción, retira la cazuela del fuego y manteca el risotto con una nuez de mantequilla fría (yo la pongo en el congelador por media hora antes de usarla, para una mantequilla más efectiva!).
Como alternativa a la mantequilla, puedes usar una cucharada de aceite de oliva virgen extra en crudo.
Antes de servir nuestro risotto, dejémoslo reposar durante un par de minutos.
Esto permitirá que los sabores se intensifiquen y que el arroz alcance su cremosidad ideal.
Sirve el risotto y, con la palma de la mano, golpea suavemente debajo del plato. Este gesto, además de ser un pequeño rito para desear «buen provecho», ayuda a distribuir uniformemente el risotto en el plato y a hacer emerger su cremosidad.
Decora con algunas hojas de albahaca fresca y, si te gusta, añade un hilo de aceite de oliva en crudo o una pizca de queso rallado al gusto.
Sirve el risotto bien caliente y humeante, y disfruta de su sabor envolvente y reconfortante.
¡Buen provecho!
Aquí tienes algunos consejos para la conservación y sabrosas variaciones de tu «Arroz con guisantes congelados y tomate: fácil, rápido y cremoso:
Conservación:
En la nevera: el risotto se conserva en la nevera por un máximo de 2 días, en un recipiente hermético.
Recalentamiento:
Para recalentar el risotto, añade un poco de caldo vegetal caliente y mezcla delicadamente a fuego lento hasta que haya alcanzado la consistencia deseada.
Congelación:
Puedes congelar el risotto ya cocido, porcionado en recipientes adecuados. Para descongelarlo, déjalo en la nevera durante una noche y luego recaliéntalo como se ha indicado anteriormente. Variaciones:
Verduras:
Añade otras verduras a tu gusto, como calabacines, zanahorias, pimientos o champiñones. Puedes saltearlas en la sartén con la cebolla o añadirlas a mitad de cocción junto con los guisantes.
Proteínas:
Enriquece el risotto con proteínas como panceta, speck, salchicha, gambas o tofu. Sofríe la panceta o el speck con la cebolla, mientras que las salchichas, las gambas o el tofu se añaden a mitad de cocción.
Especias y aromas:
Experimenta con especias y aromas para dar un toque extra a tu risotto. Puedes añadir una pizca de azafrán, curry, pimentón o hierbas aromáticas como albahaca, perejil o tomillo.
Quesos:
Además del Parmigiano Reggiano, puedes probar otros quesos para mantecar el risotto, como Pecorino Romano, Grana Padano o Asiago.
Vino:
Desglasa el arroz con vino blanco seco antes de añadir el puré de tomate, para un sabor más intenso y aromático.
Versión light:
Para una versión más ligera, omite la manteca con mantequilla y utiliza solo el Parmigiano Reggiano.
Consejos extra:
Para un risotto aún más cremoso, puedes triturar una parte de los guisantes y añadirlos al risotto al final de la cocción.
Si usas guisantes frescos, recuerda escaldarlos antes de añadirlos al risotto.
Para un toque de color, puedes decorar el plato con tomates cherry frescos cortados por la mitad.
¡Espero que estos consejos te sean útiles para personalizar tu receta y hacerla aún más sabrosa! 😊

Aquí tienes algunos vinos que maridan bien con tu risotto con guisantes congelados y tomate, teniendo en cuenta su delicadeza y cremosidad:
Vermentino di Sardegna:
Un blanco fresco y sabroso, con notas de flores blancas y fruta de pulpa blanca, que equilibra la dulzura del tomate y la delicadeza de los guisantes.
Pinot Grigio del Trentino:
Un vino afrutado y floral, con una ligera nota mineral, que se combina bien con la cremosidad del risotto y la frescura de los guisantes.
Grechetto di Todi:
Un blanco umbro perfumado y ligeramente aromático, con notas de cítricos y flores de campo, que realza el sabor del tomate sin cubrir la delicadeza del plato.
Falanghina del Sannio:
Un vino campano con una buena acidez y notas de fruta amarilla y flores blancas, que limpia el paladar de la cremosidad del risotto y se combina bien con la dulzura del tomate.
Prosecco DOC (extra dry):
Si prefieres las burbujas, un Prosecco extra seco, con su ligera dulzura y notas afrutadas, puede acompañar agradablemente el risotto sin hacerlo pesado.
Consejos extra:
Sírve el vino fresco, a una temperatura de aproximadamente 8-10°C para los blancos tranquilos y 6-8°C para el Prosecco.
Elige un vino joven, con una buena acidez, para equilibrar la cremosidad del risotto.
Si has añadido ingredientes sabrosos al risotto, como panceta o speck, puedes optar por un vino con una estructura ligeramente más compleja.
¡Salud! 🥂
Preguntas frecuentes (FAQ)
Aquí tienes algunas preguntas y respuestas sobre el risotto con guisantes congelados y tomate:
¿Qué tipo de arroz es mejor usar para esta receta?
Arroz Carnaroli o Arborio son ideales para los risottos, porque liberan el almidón de manera gradual durante la cocción, dando cremosidad al plato.

¿Puedo usar guisantes frescos en lugar de los congelados?
¡Por supuesto! Si usas guisantes frescos, recuerda escaldarlos durante unos minutos antes de añadirlos al risotto.
¿Qué puedo añadir para hacer el risotto más sabroso?
Puedes añadir panceta o speck dorados con la cebolla, o desglasar el arroz con vino blanco antes de añadir el tomate.
¿Cómo sé cuándo está cocido el risotto?
El risotto está cocido cuando los granos están suaves pero aún ligeramente al dente, y el líquido ha sido absorbido, creando una consistencia cremosa.
¿Puedo omitir la mantequilla en la mantequilla?
Sí, si prefieres un risotto más ligero, puedes omitir la mantequilla y mantecar solo con el Parmigiano Reggiano.
¿Cómo puedo conservar el risotto sobrante?
Conserva el risotto en la nevera en un recipiente hermético por un máximo de 2 días. Para recalentar, añade un poco de caldo caliente y mezcla a fuego bajo.
¿Puedo congelar el risotto?
Sí, puedes congelar el risotto ya cocinado en porciones. Para descongelarlo, déjalo en la nevera durante una noche y luego recaliéntalo con un poco de caldo.
¿Con qué puedo acompañar el risotto?
El risotto con guisantes y tomate es un plato único y completo, pero puedes acompañarlo con una guarnición de verduras de temporada o una sencilla ensalada fresca.

