¡Una década de devoción por las ostras!
Hay sabores que te capturan el alma, que se imprimen en la memoria y se convierten en un punto de referencia para el paladar. Para mí, las ostras en particular representan exactamente eso. Mi primer encuentro con esta delicia ocurrió hace más de una década, en un pequeño bistró parisino. Todavía recuerdo su frescura embriagadora, su sabor delicado pero complejo, un equilibrio perfecto entre dulzura y salinidad. Desde ese momento, se han convertido en una verdadera obsesión gastronómica. Incluso este año, durante mis vacaciones en la Costa Azul, tuve el placer de encontrarlas y degustarlas tanto en el almuerzo como en la cena, redescubriendo cada vez su magia.
Cada vez que me encuentro en Francia, o incluso solo cerca de un supermercado bien surtido en Italia, mi búsqueda comienza. Y allí, entre los estantes refrigerados, aparecen: las ostras Thaëron. Su sabor único, ligeramente yodado y con una nota de avellana, es apreciado por muchos, pero puede resultar un poco intimidante para los paladares menos aventureros. Es un sabor que desafía, que invita a la exploración, que evoluciona con cada bocado. Pero lo que hace que estas ostras sean realmente especiales es su facilidad de apertura. Gracias a un ingenioso proceso de «afinamiento», que implica una ligera incisión del músculo abductor y la aplicación de una capa de parafina alimentaria, se abren sin esfuerzo, incluso para los menos experimentados. ¿Un pequeño truco? Después de quitar la parafina con la punta del cuchillo, inserta la hoja en la incisión y gírala suavemente. Et voilà, la ostra se abrirá como por arte de magia, lista para ser degustada en toda su frescura. Y para hacer la experiencia aún más memorable, he preparado un acompañamiento especial que revelaré a su debido tiempo al final de la receta.
Estas ostras no son solo un producto de alta calidad, sino una experiencia sensorial completa.
Un viaje al corazón de Bretaña, un homenaje a la tradición y la pasión por la ostricultura. Un sabor que, una vez probado, nunca se olvida
.Si quieres profundizar en la historia y la producción de las ostras Thaëron, te invito a visitar su sitio web oficial en esta dirección:
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 5 Minutos
- Tiempo de preparación: 15 Minutos
- Porciones: 2
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Francesa
- Estacionalidad: Todas las estaciones, Primavera, Verano y Otoño
- Energía 87,56 (Kcal)
- Carbohidratos 7,45 (g) de los cuales azúcares 0,99 (g)
- Proteínas 12,34 (g)
- Grasa 1,09 (g) de los cuales saturados 0,00 (g)de los cuales insaturados 0,01 (g)
- Fibras 0,22 (g)
- Sodio 706,45 (mg)
Valores indicativos para una ración de 112 g procesada de forma automatizada a partir de la información nutricional disponible en las bases de datos CREA* y FoodData Central**. No se trata de consejos alimentarios y/o nutricionales.
* CREATES Centro de Investigación sobre Alimentación y Nutrición: https://www.crea.gov.it/alimenti-e-nutrizione https://www.alimentinutrizione.it ** Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Servicio de Investigación Agrícola. FoodData Central, 2019. https://fdc.nal.usda.gov
Ingredientes
- 3 kg ostras
- 1 chalota
- Medio vaso vino blanco (Prosecco o brut)
- 1 cucharadita vinagre
- Algunos grano pimienta negra
- 1 pizca sal
Herramientas
- 1 Kit Hengyue
- 1 Cepillo
Pasos
Primero que todo, después de comprar las ostras, es fundamental obtener un kit adecuado para evitar accidentes domésticos. A menudo, los envases de ostras incluyen un cuchillo específico para abrirlas, pero es esencial proteger las manos tanto del caparazón afilado como del cuchillo afilado, especialmente si no tienes experiencia. Por eso, te recomiendo usar guantes gruesos.
Aquí encuentras el kit completo para abrir ostras de manera fácil y segura: Estuche con cuchillo para ostras y guantes anti corte
Después de abrir el envase, antes de proceder a abrir las ostras, es importante lavarlas cuidadosamente. Pásalas bajo agua corriente fría y, con la ayuda de un cepillo de cocina, frota suavemente cada ostra para eliminar cualquier residuo de tierra u otras impurezas que, si entraran, podrían comprometer su sabor.
Ahora, equipados con el kit para abrir ostras, es decir, guantes y cuchillo bien afilado, identifica la bisagra de la ostra, que es el punto donde las dos valvas se unen. Coloca suavemente la punta del cuchillo en ese punto y, con un ligero movimiento rotatorio, deslízala hacia adentro unos milímetros. Una vez que la punta del cuchillo haya penetrado, deslízala suavemente a lo largo del borde interno de la concha superior hasta abrirla completamente. Con la hoja del cuchillo, separa el fruto de la concha superior y repite la operación con el resto de las ostras.
En este punto, con guantes y cuchillo para ostras, identifica la bisagra de la ostra, que es el punto donde las dos valvas se unen, generalmente en el lado más estrecho. Inserta delicadamente la punta del cuchillo en la bisagra y, con un ligero movimiento rotatorio, penétrala unos milímetros. Una vez que la punta esté insertada, deslízala a lo largo del borde interno de la concha superior hasta abrirla completamente. Con la hoja, separa el fruto de la concha superior. Repite la operación con el resto de las ostras, luego enjuágalas suavemente con un hilo de agua corriente para eliminar cualquier residuo de concha. Ten cuidado de no dañar el fruto durante el lavado. Elimina toda el agua en exceso, tal vez inclinando ligeramente la concha, y reserva las ostras abiertas.
¡Las ostras están todas abiertas y limpias, listas para ser servidas! Como te prometí en la introducción, aquí tienes una deliciosa salsita para acompañarlas y disfrutarlas al máximo: la clásica «mignonette«. Esta es la salsa que encontrarás en cualquier bistró o restaurante francés que sirva ostras crudas o mariscos crudos en general como plateau. Prepararla es muy sencillo. Solo necesitas picar finamente una chalota y condimentarla en un bol con vinagre de vino blanco, vino blanco seco, granos de pimienta negra molidos al momento y una pizca de sal. Deja marinar todo durante media hora.
Las ostras crudas están listas para ser emplazadas y servidas. Como has visto, abrirlas y disfrutar de ellas es un juego de niños, sin tener que gastar una fortuna en restaurantes de pescado. Puedes disfrutarlas cómodamente en tu casa, sin esfuerzo y sin siquiera encender los fogones.
Para una experiencia realmente auténtica, colócalas sobre una cama de hielo picado para mantenerlas frescas y preséntalas con rodajas de limón y nuestra deliciosa salsita mignonette. Si prefieres un toque más burbujeante, también puedes acompañar las ostras con una copa de vino blanco seco o Champagne.
¡Ahora solo te queda saborear cada bocado y dejarte transportar por el mar! ¡Buen provecho!
Variantes y consejos para la salsa mignonette:
Personaliza tu mignonette:
Puedes añadir hierbas aromáticas frescas (como perejil o estragón), un toque de jugo de limón o incluso una pizca de chile para quienes gustan de sabores más intensos.
Ingredientes de calidad: Utiliza una chalota fresca y de buena calidad y muele la pimienta negra al momento para liberar todo su aroma.
Presentación: Sirve la mignonette en un pequeño bol aparte, para que cada uno pueda condimentar a su gusto.
Presentación: Sirve la mignonette en un pequeño bol aparte, para que cada uno pueda condimentar a su gusto.
Las ostras son una experiencia culinaria única y disfrutarlas al máximo requiere algunos cuidados:
Frescura:
Asegúrate de que las ostras estén muy frescas. Comprueba que el caparazón esté bien cerrado y que, una vez abiertas, el molusco esté bien pegado a la concha y el agua interior sea límpida y abundante.
Temperatura:
Sirve las ostras bien frías, idealmente sobre una cama de hielo picado. La temperatura ideal es entre 5 y 10 grados Celsius.
Al natural:
La mejor manera de apreciar el sabor único de las ostras es disfrutarlas al natural, sin ningún condimento. Inclina ligeramente la concha, sorbe el agua marina y luego saborea el molusco de un solo bocado.
Condimentos:
Si prefieres, puedes añadir unas gotas de limón, una pizca de pimienta negra molida al momento o la clásica salsa mignonette a base de chalota, vinagre y vino blanco.
Acompañamientos:
Las ostras se combinan perfectamente con un vino blanco seco y mineral, como un Chablis o un Muscadet, o con un Champagne Brut. Alternativamente, puedes optar por una cerveza clara o un cóctel a base de gin.
Algunos consejos extra:
No mastiques:
Las ostras se disfrutan de un solo bocado, sin masticarlas demasiado.
Experimenta:
No tengas miedo de probar diferentes variedades de ostras y de experimentar con diferentes condimentos para encontrar tu combinación favorita.
Ambiente:
Crea un ambiente relajado y acogedor para disfrutar de las ostras en compañía de amigos o familiares.
Recuerda: La experiencia de degustar ostras es tan importante como su sabor. Tómate tu tiempo, saborea cada bocado y disfruta de este momento de placer gastronómico.
Recuerda: La experiencia de degustar ostras es tan importante como su sabor. Tómate tu tiempo, saborea cada bocado y disfruta de este momento de placer gastronómico.
Además de los clásicos Chablis, Muscadet y Champagne, aquí tienes otros vinos que combinan bien con las ostras, ofreciendo diferentes matices de sabor:
Vinos italianos:
Verdicchio dei Castelli di Jesi: Un vino blanco de las Marcas, fresco y salado, con notas de cítricos y almendra. Su mineralidad y acidez equilibran la salinidad de las ostras.
Fiano di Avellino: Un vino campano, elegante y estructurado, con aromas de frutas de pulpa blanca, flores y miel. Su complejidad aromática combina bien con la delicadeza de las ostras.
Greco di Tufo: Otro vino campano, mineral y salado, con notas de cítricos y frutas tropicales. Su estructura y persistencia lo hacen un excelente acompañamiento para las ostras más carnosas.
Ribolla Gialla: Un vino de Friuli, fresco y aromático, con notas de flores blancas, manzana verde y cítricos. Su vivacidad y acidez limpian el paladar después de cada bocado de ostra.
Otros vinos internacionales:
Sauvignon Blanc: Un vino versátil, producido en diferentes regiones del mundo, con notas de cítricos, hierba cortada y fruta de la pasión. Su acidez y aromaticidad combinan bien con las ostras, especialmente si provienen de zonas frías como Nueva Zelanda o el Valle del Loira.
Grüner Veltliner: Un vino austriaco, fresco y especiado, con notas de pimienta blanca, manzana verde y cítricos. Su estructura y mineralidad lo hacen un acompañamiento interesante para las ostras.
Albariño: Un vino español, fresco y aromático, con notas de cítricos, melocotón blanco y flores blancas. Su salinidad y mineralidad combinan bien con las ostras, especialmente si provienen de Galicia.
Riesling: Un vino alemán, versátil y longevo, con notas de cítricos, manzana verde, flores blancas y miel. Su acidez y mineralidad lo hacen un acompañamiento clásico para las ostras, especialmente si provienen de zonas frescas como Mosela o Rheingau.
Recuerda: La elección del vino también depende del tipo de ostras y de los condimentos utilizados. ¡Experimenta y encuentra la combinación que más te guste!
Recuerda: La elección del vino también depende del tipo de ostras y de los condimentos utilizados. ¡Experimenta y encuentra la combinación que más te guste!

