Pimientos y patatas al horno es un plato que huele a simplicidad y amor por los buenos ingredientes. Esos que se encuentran fácilmente, pero que saben transformarse en algo especial con el toque justo. En esta versión, quise resaltar cada sabor singular, dejando que fueran las materias primas las que hablaran.

Elegí unos pimientos rojos carnosos, dulces y jugosos, perfectos para dar color y sabor al plato. Las patatas, cortadas en trozos como se hacía antes, se vuelven doradas y crujientes en los bordes, suaves por dentro. Luego añadí ramitas de romero fresco, por ese aroma que llena la cocina y te hace venir hambre incluso antes de sacarlos del horno.

Una pizca abundante de orégano seco, un toque de perejil seco, un diente de ajo y un buen chorro generoso de aceite de oliva virgen extra. La sal, la justa, para despertar todos los sabores sin cubrirlos. Ningún paso complicado: solo cortar, condimentar y hornear. Y el horno hace el resto.

Es justamente esto lo que amo de los pimientos y patatas al horno: su autenticidad. No se necesitan técnicas de chef, solo buenos ingredientes y ganas de llevar a la mesa algo que sepa a hogar. Es el acompañamiento perfecto para cualquier estación, pero también uno de esos platos que podrías comer solo con una rebanada de pan al lado y sentirte feliz.

Prepararlos es un gesto de amor simple, que cuenta mucho más que mil palabras. Y cada vez que los cocino, el aroma que invade la cocina me recuerda por qué amo tanto estar en los fogones.

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