Pasos

• Lava cuidadosamente las fresas, elimina hojas y partes dañadas, luego córtalas en trocitos y ponlas en un bol muy grande.

  Vierte sobre las fresas el azúcar, la ralladura de un limón y el zumo de dos limones.

  Mezcla, cubre con un film transparente y deja macerar en el frigorífico durante 2/3 horas.

  

• Pasado el tiempo, las fresas habrán soltado su agua, vierte todo en una olla grande y lleva al fuego. Añade a las fresas media manzana rallada (ayudará como espesante) y la vaina de vainilla.

  Empieza la cocción a fuego alto, cuando empiece a hervir baja el fuego al mínimo y recuerda remover a menudo para evitar que se pegue al fondo. Para esta cantidad desde el hervor cocina durante aproximadamente una hora y 15 minutos.

  

• Hacia el final de la cocción, yo trituré unos instantes con una batidora de inmersión porque no me gusta encontrar trozos grandes y tampoco a mi pequeño, naturalmente puedes saltarte este paso.

  
  Para verificar si la mermelada está lista yo uso el viejo método de la abuela, pongo una cucharada de mermelada en un platillo, espero que se temple y lo pongo en vertical. Si gotea lentamente está lista, si está demasiado líquida deberá cocinarse un poco más.

• Mientras la mermelada se cocina, ocúpate de la esterilización de los tarros, fundamental para la correcta conservación.

  Aquí también yo sigo el viejo método de la abuela. Así que toma una olla amplia y alta, coloca los tarros y las tapas, un paño entre ellos para no arriesgar roturas, llena de agua hasta cubrirlos y lleva al fuego.
  Hierve 40 minutos (luego con la ayuda de unas pinzas de cocina para no quemarte) retira tarros y tapas y deja secar sobre un paño limpio.

  

• Cuando la mermelada esté lista, elimina la vaina de vainilla y vierte inmediatamente en los tarros, ciérralos y deja enfriar boca abajo.

  De este modo, se formará correctamente el vacío y la tapa no hará el «click clack».