Triángulos veganos de manzana: una explosión de sabor y crujido
Estos triángulos veganos de manzana son un dulce simple pero irresistible: una cáscara dorada y crujiente de pasta filo contiene un relleno suave y fragante de manzanas, canela y un toque de azúcar moreno. Perfectos para el desayuno, la merienda o como postre ligero, son 100% vegetales y sin lactosa, ideales para quienes siguen una alimentación vegana o simplemente buscan un dulce genuino y fácil de preparar. ¡Bastan pocos ingredientes y en menos de media hora tendrás un dulce que conquistará a todos!
Prueba también estos dulces veganos:
- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 10/12
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes para los Triángulos veganos de manzana:
- 100 g azúcar
- 4 manzanas
- canela en polvo
- jugo de limón (y ralladura)
- pasta filo
- aceite de semillas
Pasos
La preparación de los Triángulos veganos de manzana es muy sencilla, mira el video AQUÍ.
-
Limpia y corta las manzanas, añade el azúcar, un poco de canela, ralladura y jugo de limón y cocina durante unos 10 min.
Mezcla de vez en cuando.
Corta la pasta filo a la mitad en horizontal y úntala una hoja a la vez con un poco de aceite de semillas. Pon un poco del compuesto de manzana obtenido encima.
Cierra formando un triángulo. Continúa de la misma manera con los demás. Se pueden añadir también nueces para enriquecer el relleno. Unta los triángulos con un poco de aceite y cocina a 180° durante unos 30 min.
¡Buen provecho!
🍪 Conservación de los triángulos veganos de manzana
*Se conservan perfectamente durante 2-3 días a temperatura ambiente, en un recipiente hermético, lejos de fuentes de calor y humedad.
*Si deseas conservarlos por más tiempo, puedes guardarlos en el frigorífico hasta por 5 días, aunque perderán un poco de su crujiente. Para que vuelvan a estar crujientes, basta con calentarlos unos minutos en el horno estático a 180°C o en freidora de aire.
*Se desaconseja la congelación, ya que la pasta filo tiende a ponerse blanda y a perder consistencia tras la descongelación.
