Lo que os propongo hoy es la variante de una receta que preparé el verano pasado a base de calabacines y tomatitos cherry. Gustó tanto que quise experimentar con otras verduras como las primeras espinacas de la temporada de otoño. Y hoy he pensado enriquecerla con calabaza para dar un sabor aún más tentador y dulce. La base de pasta filo, en mi opinión, es fantástica, ¡veréis que os enamoraréis de ella! Y en mi opinión, es mucho más ligera que sus comunes antagonistas, como la brisa y la masa de hojaldre, ya que estas últimas tienen una componente muy grasosa como la mantequilla u otras grasas vegetales saturadas, por lo tanto, dañinas para nuestro organismo. Sin contar que esto las hace también bastante calóricas. La pasta filo, en cambio, se prepara en finísimas hojas compuestas solo de agua y harina. A nivel nutricional, por lo tanto, podemos considerarla fuente de carbohidratos con cero grasas. Y una vez puesta en el horno, creando paquetitos, rollitos, pasteles salados o dulces, o todo lo que la imaginación os sugiera, ¡se vuelve crocantísima! Esta receta es muy versátil y se convertirá en un must de vuestra cocina, un plato único que en caso de necesidad, cortado en cuadraditos, se puede transformar en un aperitivo delicioso. Un pastel salado realmente rico que se puede hacer fácilmente sin demasiados pasos en los fogones.

Dificultad: Fácil
Costo: Medio
Tiempo de preparación: 35 Minutos
Porciones: 6
Métodos de Cocción: Horno
Cocina: Italiana
Estacionalidad: Otoño, Invierno

Ingredientes

⚠ EN ESTA RECETA HAY UNO O MÁS ENLACES DE AFILIACIÓN. Los productos que recomiendo son los mismos que uso yo en mis recetas; comprarlos a través de mi blog contribuye a apoyarme a mí y a mi trabajo, mientras que a vosotros no os costará nada más!

6 hojas pasta filo
150 g ricotta
120 g feta (griega)
1 huevo (grande o 2 pequeños)
400 g calabaza delica (ya limpia*)
300 g espinacas (ya limpias)
120 ml caldo vegetal
2 dientes ajo
c.s. nuez moscada
1 ramita romero
2 cucharadas aceite de oliva virgen extra (+ c.s. para pincelar)
c.s. sal
c.s. pimienta mixta en grano

Herramientas

1 Cuchillo
1 Colador
1 Cazuela
1 Cuchara de madera
Tijeras
1 Bol
1 Pincel
1 Fuente para horno

Pasos

Lava las espinacas abundantemente bajo el chorro de agua corriente y deja escurrir dentro de un colador (fig. 1).
Mientras tanto, ocúpate de la calabaza que deberá estar limpia, es decir, sin la piel exterior, semillas y filamentos, y córtala en cubitos. En una cazuela antiadherente, dora un ajo con un chorro de aceite, después de unos minutos añade la calabaza con el romero deshojado y un cucharón de caldo caliente (fig. 2).
Cubre con una tapa y deja pochar durante 10′-12′ (fig. 3).
Al final de la cocción apaga, sala, pimienta y reserva. En la misma cazuela, deja pochar también las espinacas con poca agua, cubre y cocina durante 5′ (fig. 4).
Sala ligeramente y apaga (fig. 5).
Después de haber escurrido las espinacas, exprímelas bien para eliminar toda el agua en exceso, luego pícalas con las tijeras (fig. 6).
En un bol, trabaja la ricotta bien escurrida con las espinacas (fig. 7).
Añade también la calabaza y la feta griega desmenuzada (fig. 8).
Añade el huevo, la nuez moscada y ajusta de sal. Mezcla hasta amalgamar bien todos los ingredientes (fig. 9).
Coloca sobre una bandeja 6 hojas de pasta filo superpuestas tres en horizontal y tres en vertical, teniendo cuidado de pincelar cada hoja ligeramente con aceite antes de añadir la siguiente (fig. 10).
Rellena con el relleno a base de calabaza y espinacas y nivela con una cuchara (fig. 11).
Coloca en el horno precalentado a 190°C durante aproximadamente 25’/30′. La corteza exterior deberá estar crujiente y bien dorada. Apaga y deja templar.
Una vez templada, podrás cortarla en cuadraditos y servirla tanto fría como caliente.
Y voilà… ¡tu tarta rústica de pasta filo con quesos, calabaza y espinacas está lista para ser disfrutada!
¡Buen Provecho desde la cocina de FeFè!