Como primer paso, lava las patatas y colócalas en una olla que las contenga y cúbrelas con abundante agua. Desde el momento en que el agua hierva, deja cocer durante unos 30/40 minutos o hasta que los dientes del tenedor penetren fácilmente en las patatas.

Mientras tanto, pon al fuego una olla y vierte el agua, añade un par de pizcas de sal, la nuez de mantequilla y lleva a ebullición. Cuando la mezcla comience a hervir, vierte la harina previamente tamizada, mezcla rápidamente y con fuerza con una cuchara de madera para evitar que se formen grumos. Cocina todo a fuego lento durante unos 3/4 minutos, removiendo frecuentemente y apaga.

Escurre las patatas, y aún calientes quítales la piel y machácalas directamente en la olla con la mezcla de harina, mezcla para combinar todo. Posteriormente incorpora un huevo a la vez, mezclando con fuerza con una cuchara de madera. Añade el huevo siguiente solo cuando el anterior haya sido bien absorbido por la masa.

En una tabla de cortar, con la ayuda de un cuchillo, corta la loncha de speck en cubitos no demasiado grandes, añádelos a la mezcla y mezcla para combinar todo.

Pon al fuego una sartén con abundante aceite; cuando esté bien caliente, con la ayuda de dos cucharas, forma bolitas y échalas en el aceite. Tan pronto como los buñuelos estén bien dorados, retíralos de la sartén con la ayuda de la espumadera y colócalos en una fuente forrada con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Sala los buñuelos y sírvelos en la mesa aún calientes.