Manteca de cerdo casera

La Manteca de cerdo casera, es realmente excepcional para preparar manjares dulces o salados. Obviamente, mucho mejor que la industrial y sin duda más saludable porque está libre de cualquier tipo de aditivo o conservante. Su preparación es realmente muy sencilla y no demasiado larga: solo requiere un poco de paciencia. Aquí os he propuesto la realización de dos tarros de 500 gramos cada uno porque he preparado muchos para la carnicería. Con la misma cantidad de grasa podréis preparar 4 de 250 gramos, más cómodos para el uso familiar. En realidad, con la manteca se solía freír y quizás aún hoy alguien lo hace, pero en cualquier caso, aunque no estéis acostumbrados a usarla en las recetas en las que se requiere, siempre podéis enriquecer vuestros guisos, sopas, asados, usándola en lugar del aceite para darles más sabor. Si nunca os habéis atrevido, intentad hacerlo, incluso en pequeñas dosis, pero no dejéis que pase el invierno porque esta es la época correcta para conservarla.

Os dejo los enlaces de algunas recetas que no la prevén, pero en las que quedaría realmente bien:

Manteca de cerdo casera
  • Tiempo de preparación: 10 Minutos
  • Porciones: 2 tarros de 500 gramos cada uno
  • Métodos de Cocción: Fogón
  • Cocina: Italiana
  • Estacionalidad: Invierno

Ingredientes

  • 1.200 kg grasa de cerdo

Herramientas

  • 1 Cuchillo
  • 1 Tabla de cortar
  • 1 Colador
  • 1 Cacerola
  • 2 Tarros

Cómo se prepara la Manteca de cerdo casera

Lo primero que tenéis que hacer es esterilizar los tarros de vidrio en los que pondréis la manteca, para que vuestra conserva no sea peligrosa y no se estropee.

Podéis esterilizarlos hirviéndolos en una cacerola o lavándolos a alta temperatura en el lavavajillas.

Cortad la grasa de cerdo en trozos medianos o pequeños, pero aseguraos de que esté libre de carne, de lo contrario, el resultado final no sería el mismo.

Ponedlos en una cacerola de bordes altos, encended el fuego, mantened una llama medio baja para que no se quemen y dejad que se derritan.

Mientras tanto, preparad el embotado y la conservación.

Colocad el tarro sobre un plato y poned encima el colador de malla fina.

Cuando en la olla se haya formado suficiente líquido, tomadlo con un cucharón y dejadlo caer en el tarro a través del colador para que las impurezas de la grasa no entren en el tarro de vidrio.

Continuad de esta manera, llenándolo pero hasta un centímetro del borde y cerradlo inmediatamente con su tapa.

Tomad un paño de cocina, apretad bien (tened cuidado de no quemaros) y después de aseguraros de que esté bien cerrado, dadle la vuelta boca abajo para que, todavía caliente, pueda crear inmediatamente el vacío.

A medida que se enfríen, tomarán el color al que todos estamos acostumbrados.

Una vez que se hayan vuelto blancos, podéis girarlos nuevamente.

Al final de la operación, os quedarán muchos pedacitos de grasa crujientes, bien, esos se llaman chicharrones.

Dado que del cerdo no se tira nada, estos chicharrones se aliñaban con un poco de sal y se llevaban a la mesa calientes: realmente una delicia, probadlos.

Antes de etiquetar los tarros con vuestra Manteca de cerdo casera, verificad que no estén sucios, de lo contrario, lavadlos sin temor y secadlos.

Una vez etiquetados, guardadlos en un lugar oscuro y seco: se mantendrán intactos durante al menos dos años.

Consejos y conservación

Una vez abierto, la manteca se conserva muy bien en el frigorífico durante unos días, pero si no vais a utilizarla inmediatamente, podéis congelarla dividiéndola incluso en pequeñas porciones.

Está claro que tal como es tiene un sabor neutro, para poder usarla tanto en recetas dulces como saladas, pero si queréis podéis salar inmediatamente durante la cocción.

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lappetitovienmangiando

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