Las Puntarelle aliñadas a la romana, forman parte de esos clásicos romanos de los que no puedo prescindir. Se trata de los brotes de la achicoria catalogna, caracterizados por un agradable, aunque leve sabor amargo y por mucha crujientez. Su temporada es la invernal y primaveral, por lo que normalmente en nuestras mesas, nunca pueden faltar, tanto en Navidad como en Pascua. El procedimiento para realizar esta receta no es difícil, pero un poco largo para quienes lo intentan por primera vez. En los mercados de barrio de Roma, sin embargo, se pueden encontrar en bolsas ya limpias… existe también una pequeña herramienta para filetearlas finamente, pero también el cuchillo va perfectamente. Les recomiendo usar guantes al limpiarlas, porque quizás un poco menos, pero como las alcachofas, manchan.
Si te gustan los clásicos romanos, entonces no te pierdas las próximas recetas:
- Dificultad: Fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de reposo: 1 Hora
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 2 personas
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Invierno, Primavera
Ingredientes
- 1 kg achicoria catalogna
- 6 filetes anchoas en aceite
- 1 diente ajo grande
- 30 g aceite de oliva virgen extra
- 10 g vinagre de vino blanco
- q.b. sal
- 4 cucharadas vinagre de vino blanco
Herramientas
- 2 Cuencos
- 1 Cuchillo
- 1 cuchillo de pelar
Cómo se preparan las Puntarelle aliñadas a la romana
Para preparar las Puntarelle aliñadas a la romana, colócese al lado un cuenco con abundante agua helada y vinagre o jugo de limón.
Póngase un par de guantes, porque de lo contrario, sus manos se mancharán un poco, como sucede al limpiar las alcachofas.
Quite al cogollo de catalogna todas las hojas, y póngalas a un lado, porque le servirán para crear otra receta.
Ahora tome los brotes, elimine aún alrededor las hojitas más grandes y córtelos en la base, donde con el cuchillo resulten blandos, exactamente como se hace al limpiar los espárragos.
Siempre como sucede con los espárragos o los broccoletti, filetéelos porque la piel los haría duros.
Una vez bien limpio el brote, córtelo primero en dos y luego en filetes finos (alrededor de 6/8), siempre con un cuchillo afilado, posiblemente un cuchillo de pelar curvo.
Como alternativa al cuchillo, existe una herramienta hecha especialmente para filetear las puntarelle.
Si le gustan más gruesas, divídelas solo en 4.
A medida que las prepara, sumérjalas en el agua helada y déjelas en remojo durante aproximadamente 1 hora.
Esta operación sirve para eliminar eventuales residuos de amargor, y sobre todo para que se rizquen si fueran cortadas muy finas.
Mientras tanto, ponga el ajo, las anchoas en aceite, el aceite de oliva virgen extra en un mortero y machaque bien.
En caso de que no lo tenga, puede utilizar tranquilamente también una batidora.
Escurra las puntarelle, séquelas con un paño limpio, y viértalas dentro de un bol grande, porque seguramente habrán aumentado de volumen.
En este punto aliñelas con el pesto que ha preparado, limpie el mortero con la dosis de vinagre de vino blanco necesaria y viértalo sobre las puntarelle.
Haga lo mismo si ha utilizado una batidora.
Solo después de haberlas mezclado bien, ajuste de sal pero solo si es necesario, y añada más aceite de oliva virgen extra.
Cubra el bol y déjelas marinar durante algunas horas antes de ser servidas, porque solo con el pasar del tiempo, tomarán sabor.
Usualmente me organizo por la mañana, para poder comerlas en el almuerzo, o por la tarde, para disfrutarlas en la cena.
Sirva sus Puntarelle aliñadas a la romana, decorándolas con algunos trocitos de anchoa y una rodajita de ajo fresco, colocados en la superficie.
Consejos y conservación
Si no las aliña, puede conservar las puntarelle en el frigorífico durante uno o dos días, pero envueltas en un paño limpio.
En caso, también puede congelarlas, pero luego tendrá que comerlas cocidas, vertiéndolas así, directamente congeladas en la sartén.
Desafortunadamente para esta receta no puedo proponerle variantes, en caso de que no le guste algún ingrediente, porque no las hay.
Desafortunadamente para esta receta no puedo proponerle variantes, en caso de que no le guste algún ingrediente, porque no las hay.

