Si hay un aroma capaz de llevarme atrás en el tiempo, es el del pan frito, o como lo llamamos aquí en el extremo sur de Calabria: la guastella. Un nombre de sonido antiguo, que probablemente proviene de Sicilia — no es difícil imaginar cómo ciertas tradiciones han cruzado el Estrecho junto con pescadores, familias e historias que se entrelazan desde generaciones.
Para mí, sin embargo, la guastella es, sobre todo, familia. Es la imagen de la mesa de madera llena de harina, de los 50 kg de masa preparados todos juntos, de las risas, de los abuelos sentados allí controlando que todo se hiciera “como se debe”. Y sobre todo…
es mi tía friendo los primeros trozos de pan, mientras nosotros los niños esperábamos impacientes, ya con la sal en la mano, listos para robar uno apenas escurrido. Crujiente, caliente, con aroma a hogar. Una verdadera fiesta.
Hoy esa tradición la llevo conmigo y la transformo en un pequeño aperitivo delicioso, listo para servir incluso cuando tienes invitados: la misma guastella de siempre, pero en versión elegante y individual. Porque ciertas recetas merecen seguir vivas, reinventándose un poco, pero sin perder el alma.
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 1 Hora 30 Minutos
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 8 Piezas
- Métodos de Cocción: Fritura
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
Ingredientes para 8 guastelle, aproximadamente 2 por persona
- 250 g harina de trigo duro
- 250 g harina 00
- 5 g Levadura de cerveza fresca
- 325 q.b. agua (o 350 ml, depende de la absorción de la harina)
- 10 g Sal
- q.b. aceite de cacahuete (o de girasol, para freír)
Herramientas
- 1 Bol
- 1 Cuchara
- 1 Sartén
- Papel absorbente
- 1 Trapo de cocina
- 1 Báscula
- 1 Termómetro Para controlar la temperatura del aceite
Preparación
Disuelve la levadura en un poco de agua tibia y mézclala con la mitad de la harina.
Añade la sal y el resto de la harina, trabajando hasta obtener una masa suave y lisa.
La masa debe desprenderse del bol sin ser pegajosa.
Si la masa está demasiado dura, añade unas cucharadas de agua a la vez. Trabajarla bien ayuda a la fermentación y hace las guastelle más ligeras.
Divide la masa en hogazas (si has seguido las dosis para 500 g de harina haz 2) y déjalas reposar cubiertas con un trapo de cocina en un lugar cálido.
Espera a que aparezcan las primeras grietas en la superficie, señal de que la masa está lista para freír.Calienta el aceite en una sartén de bordes altos (1-2 cm aproximadamente).
Divide cada hogaza en 4 piezas, aplánalas ligeramente con las manos y fríe unos minutos por cada lado hasta dorar. Cubre con un trapo limpio el resto de las hogazas.
Escúrrelas sobre papel absorbente.
Consejo para freír:
No llenes demasiado la sartén, de lo contrario el aceite se enfría y el pan absorbe demasiado grasa.
Temperatura ideal: 170-180°C.
Prueba a freír un pequeño trozo para comprobar la temperatura: si chisporrotea suavemente y toma color en 2-3 minutos, el aceite está listo.Las guastelle se disfrutan calientes, así crujientes por fuera y suaves por dentro.
Perfectas solas o rellenas con embutidos, quesos o un hilo de miel.
Para un aperitivo elegante, puedes cortar cada guastella a la mitad y rellenarla con mortadela, queso cremoso o verduras a la parrilla.En la foto BANDEJA SKY de POLOPLAST
Consejos, notas, variaciones
Fermentación rápida: si tienes poco tiempo, puedes poner la masa en el horno apagado con solo la luz encendida; la temperatura ligeramente más alta acelera la fermentación sin comprometer el sabor.
Variedad de forma: no es necesario tener guastelle perfectamente redondas; cada pieza irregular tiene su encanto “rústico” y recuerda las preparaciones caseras.
Conservación
A temperatura ambiente: las guastelle se deben consumir preferiblemente dentro de 24 horas, para disfrutarlas calientes y crujientes.
En frigorífico: una vez enfriadas, puedes guardarlas en un recipiente hermético hasta 2 días; recaliéntalas en horno o en sartén para recuperar el crujido.
Congelación: se pueden congelar una vez fritas y enfriadas.
Envuélvelas individualmente o en pares con film transparente o papel de horno.
Duración: hasta 2-3 meses.
Para consumirlas, caliéntalas directamente en horno caliente a 180°C durante 5-7 minutos.
Si quieres conservar el sabor fresco sin perder la suavidad interna, evita cubrir las guastelle aún calientes; déjalas enfriar antes de cerrarlas.
FAQ – Pan frito calabrés
¿Se pueden congelar las guastelle?
Sí, una vez enfriadas, en bolsas cerradas; recalienta en horno para restaurar el crujido.
¿Qué harina usar?
La combinación de trigo duro + blando da equilibrio entre crujiente y suave. Para una masa más esponjosa, usa solo trigo blando.
¿Puedo usar levadura seca?
Sí, 5 g de levadura fresca ≈ 1,75 g seca, a disolver previamente en agua tibia.
Las guastelle no son solo pan frito: son recuerdos, aromas de familia y momentos compartidos. Cada pieza cuenta una historia, del horno de leña de antaño hasta tu cocina.
Pruébalas calientes, crujientes y fragantes, y déjate llevar por esos sabores que saben a hogar.
Y si quieres, comparte tu versión con amigos y familiares: ¡estas pequeñas delicias merecen ser disfrutadas juntos!

