El tiramisú es sin duda uno de los postres más queridos de la tradición italiana, un gran clásico que pone de acuerdo a todos. Basta pronunciar su nombre para evocar imágenes de cucharadas golosas, aroma de café y momentos de convivialidad.
En esta versión te propongo una variante más suave y ligera, perfecta para los que aman el tiramisú pero prefieren una crema menos pesada. La nata montada y las claras aportan una textura aireada y aterciopelada, que se derrite en la boca, haciendo de cada bocado un pequeño placer.
Es un postre que sabe a hogar, a sencillez, a días despreocupados en compañía. Puedes servirlo después de un almuerzo en familia, en una cena con amigos o simplemente para darte un capricho con algo rico.
Un poco de historia: ¿por qué se llama «tiramisú»
El nombre «tiramisú» deriva precisamente del verbo tirare su, y no es casual: este postre nace como un verdadero mimo, una manera de «levantarse» el ánimo (y la energía) gracias a la mezcla de azúcar, café y huevos.
Las orígenes precisas siguen siendo discutidas — Veneto y Friuli compiten por la paternidad — pero una cosa es cierta: con el tiempo se ha convertido en el postre símbolo de Italia en el mundo. Y aunque hoy existen mil variantes, la que lleva nata y claras sigue siendo de las más amadas por su ligereza y consistencia suave.
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 6 Horas
- Tiempo de preparación: 30 Minutos
- Porciones: 8Piezas
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 3 huevos (frescos a temperatura ambiente, separar yemas y claras)
- 100 g azúcar
- 250 g mascarpone
- 200 ml nata para montar
- 1 cucharada maraschino (opcional)
- 350 ml café
- 200 g savoiardi
- c.s. cacao amargo en polvo
Herramientas
- 1 Batidora eléctrica
- 3 Cuencos
- 1 Espátula
- 1 Fuente
- 1 Tamiz
Procedimiento
La base de un buen tiramisú siempre es un café bien hecho, ya sea normal o descafeinado. Prepara el café con la moka, déjalo enfriar un poco y, si quieres un sabor más suave, añade una cucharadita de azúcar. Si el postre también es para niños, puedes sustituirlo por leche o una mezcla de leche y cebada: el resultado será dulce y aromático, perfecto para toda la familia.
Para obtener una crema suave y estable, monta los ingredientes en cuencos separados.
La nata: debe estar bien fría, mejor si la has tenido en la nevera durante unas horas. Móntala con una cucharadita de azúcar hasta obtener una consistencia compacta pero no demasiado dura. Si usas nata vegetal no hace falta endulzarla y tiene una excelente consistencia.
Las claras: móntalas a punto de nieve con una pizca de sal. Deben formar «picos» rígidos al levantar las varillas.
Las yemas: bátelas con el azúcar hasta obtener una crema clara y espumosa, señal de que el aire se ha incorporado bien.
Pequeño truco: limpia siempre las varillas entre una montada y otra, así evitas contaminar las claras con residuos de grasa que impedirían montarlas.
Une el mascarpone a las yemas montadas, trabajando con las varillas hasta obtener una crema lisa y homogénea. A este punto puedes añadir, si te gusta, una cucharada de maraschino o un licor aromático como el ron o el marsala. Es opcional, pero regala un toque extra de aroma y profundidad. Si hay niños, omite el licor.
Luego incorpora la nata montada, mezclando con una espátula de abajo hacia arriba para no desmontarla. Finalmente añade delicadamente las claras montadas. El resultado debe ser una crema ligera, casi «mousse», con un sabor equilibrado y una consistencia aireada.
Ahora llega la parte más divertida: ¡la composición!
Vierte una ligera capa de crema en el fondo de la fuente (así los savoiardi no se pegan).
Empapa rápidamente los savoiardi en el café o en la leche: bastan pocos segundos por lado, de lo contrario se deshacen.
Colócalos en una capa uniforme en la fuente.
Cubre con una capa abundante de crema.
Continúa alternando savoiardi y crema hasta agotar los ingredientes, terminando con la crema.
Finalmente, espolvorea con abundante cacao amargo en polvo. Yo recomiendo hacerlo solo poco antes de servir, así queda bien seco y aromático.
El tiramisú nunca se prepara en el último momento: el reposo es la clave de su éxito. Cúbrelo con film transparente y déjalo reposar en el frigorífico al menos 4-6 horas, pero si puedes, incluso toda la noche.
Este tiempo permite que los sabores se amalgamen, los savoiardi absorban la humedad adecuada y la crema alcance la consistencia perfecta: cremosa pero compacta.Puedes llevarlo a la mesa directamente en la fuente para un efecto «casero y genuino», o preparar raciones individuales en vaso: prácticas, elegantes y perfectas para cenas con invitados.
Una idea bonita es alternar capas de tiramisú con trocitos de chocolate negro o granillo de avellanas, para añadir un poco de crocante.
Consejos útiles
Usa huevos fresquísimos y preferiblemente orgánicos.
Si temes el uso de huevos crudos, puedes pasteurizarlos, te dejo el artículo de Dissapore.
Para un aroma más intenso, puedes añadir al café una cucharadita de cacao o de café soluble.
No montes excesivamente la nata: si se vuelve demasiado espesa, será más difícil incorporarla.
El tiramisú se conserva en el frigorífico durante 2 días, bien cubierto.
Por qué elegir esta versión
Cada familia tiene su receta de tiramisú, y todas tienen un valor especial. Hay quien lo ama clásico e intenso, quien prefiere una crema más ligera, quien lo prepara sin huevos o sin café.
Esta mi versión nace precisamente del deseo de obtener un postre suave y delicado, que guste a todos, incluso a quienes normalmente encuentran el tiramisú un poco «pesado».
La adición de la nata montada y las claras hace que la crema sea más suave y aterciopelada, perfecta para disfrutar incluso después de un almuerzo abundante. Es una de esas recetas que ponen a todos de acuerdo: cremosa sí, pero con una ligereza que sorprende ya desde el primer bocado.
Diferencias con el tiramisú clásico
Quizás te estarás preguntando: “¿Pero esta versión es realmente más ligera que el tiramisú tradicional?”
La respuesta es: más ligera en la consistencia, no necesariamente en las calorías.
En el tiramisú clásico, la crema se prepara con yemas, azúcar y mascarpone, y tiene un sabor decidido y completo. En esta variante en cambio, gracias a la nata montada y a las claras a nieve, la crema incorpora más aire y se vuelve más suave y espumosa.
El resultado es un postre que se derrite en la boca, más delicado y menos pesado de digerir, pero igualmente rico y delicioso.
Perfecto para quienes aman el tiramisú pero quieren una consistencia más ligera, casi «mousse», que conquista al primer bocado.
En práctica, cada bocado es como una nube de dulzura: suave, cremosa e irresistible.
Variaciones e ideas alternativas
Sin alcohol: simplemente omite el licor, y el resultado será perfecto también para los niños.
Tiramisú de frutas: sustituye el café con zumo de frutas y añade trocitos de fresas o melocotones entre una capa y otra. ¿Has visto mi tiramisú de fresas?
Tiramisú de chocolate: añade chips de chocolate en la crema y usa cacao dulce en lugar de amargo, o el de ron y nueces o al licor Strega.
Tiramisú light: intenta sustituir parte del mascarpone con ricotta tamizada o yogur griego, para una versión más ligera y fresca.
FAQ (Preguntas y Respuestas)
¿Puedo usar solo la nata sin claras?
Sí, pero el resultado será más cremoso y menos ligero. Las claras montadas dan esa consistencia «mousse» que hace que el postre sea único. AQUÍ LA RECETA
¿Se puede congelar el tiramisú?
Mejor no. El mascarpone y la nata tienden a separarse una vez descongelados, comprometiendo la textura.
¿Cuánto tiempo se conserva en la nevera?
Bien cubierto, hasta 2 días.
¿Por qué mi tiramisú está demasiado líquido?
Probablemente los savoiardi fueron empapados demasiado o la crema no ha reposado lo suficiente. Basta reducir ligeramente el líquido y aumentar el tiempo en la nevera.
¿Puedo usar galletas diferentes a los savoiardi?
¡Claro! Los Pavesini son una alternativa más delgada, pero también puedes usar galletas secas o bizcocho.
Si amas el tiramisú pero buscas una versión más suave y ligera, esta receta es la indicada. Cada capa cuenta un equilibrio de sabores: la dulzura de la crema, la intensidad del café y el toque amargo del cacao.
Es un postre que nunca cansa, al contrario, mejora con el tiempo. Prepara tu tiramisú con nata y claras montadas con calma, déjalo reposar y disfrútalo al día siguiente: verás que estará aún más bueno.
¡Pruébalo y cuéntame en los comentarios cómo te ha salido! Te aseguro que, una vez probado, se convertirá también para ti en el tiramisú “definitivo”.

