Galletas sin azúcar con dátiles: dulces y genuinas, perfectas para grandes y pequeños. Esta receta nace de una idea sencilla y llena de amor: preparar una galleta para mi sobrinita, que todavía está en la fase de autosuficiencia alimentaria y no puede comer ni sal ni azúcar. Pero, ¿podía la tía Debby renunciar a hornear un dulce hecho en casa para ella? Obviamente no! Así que decidí crear unas galletas naturalmente dulces, sustituyendo el azúcar con dátiles, una fruta maravillosa y llena de energía. Los dátiles, de hecho, contienen fibras, minerales y azúcares naturales que aportan al amasijo una dulzura suave y delicada, sin necesidad de añadir azúcares refinados. Retomé mi receta clásica de masa quebrada y la adapté para hacerla más ligera y adecuada incluso para los niños pequeños. El resultado son unas galletas genuinas, con un aroma delicioso y una textura suave, que gustaron no solo a mi sobrinita… sino también a todos nosotros los mayores que no pudimos resistir la tentación de probarlas!
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 15 Minutos
- Porciones: 25 galletas
- Métodos de Cocción: Horno, Horno eléctrico
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 200 g dátiles sin hueso
- 100 ml agua (tibia)
- 250 g harina 00
- 50 g almidón de maíz
- 1 huevo
- 100 g mantequilla (blanda)
Pasos
Para preparar mis galletas sin azúcar con dátiles empecé poniendo los dátiles en remojo en agua durante unos 10 minutos, para que se ablandaran bien. Una vez listos, quité los huesos y los trituré junto con unos 100 ml de agua tibia, obteniendo una crema lisa y densa, similar a una pasta de dátiles.
En un bol reuní la harina y el almidón de maíz, luego añadí el huevo, la mantequilla blanda y la crema de dátiles, comenzando a amasar a mano. La masa resulta suave y ligeramente pegajosa, pero no os preocupéis: después del reposo será perfecta para trabajar.
Cubrí el bol con film y lo dejé reposar en el frigorífico durante aproximadamente media hora, pero podéis dejarlo más tiempo.
Pasado el tiempo, me humedecí ligeramente las manos bajo el agua corriente y formé pequeñas bolitas, colocándolas en una bandeja cubierta con papel de horno. Horneé las galletas a 180°C durante unos 20 minutos, hasta que adquirieron un bonito color dorado. Una vez horneadas, las dejé enfriar unos minutos… y debo decir que el aroma conquistó inmediatamente a toda la familia! Suaves, dulces y genuinas: perfectas para una merienda saludable, incluso para los más pequeños.
NOTAS
Estas galletas sin azúcar con dátiles surgieron pensando en mi sobrinita, que está pasando por la fase de destete y empieza a descubrir los sabores genuinos de la comida casera. Son perfectas para los niños muy pequeños, porque no contienen azúcares refinados, sino solo la dulzura natural de los dátiles. Su textura suave las hace fáciles de disfrutar incluso para quienes están dando sus primeros pasos en la mesa, ¡pero os aseguro que también gustarán a los mayores! Son excelentes para el desayuno, con una taza de leche o té, o como merienda sana y ligera. Se conservan durante unos días en un recipiente hermético, pero difícilmente durarán mucho… ¡porque una lleva a la otra! Una receta sencilla, genuina y dulce como un abrazo de tía.
Si te ha gustado la receta o si tienes preguntas no dudes en comentar aquí o en las redes sociales Facebook, Pinterest, Instagram y Twitter
FAQ (Preguntas y Respuestas)
¿Estas galletas son adecuadas para los niños en fase de destete?
¡Absolutamente sí! Nacen precisamente para esto: no contienen azúcares refinados ni sal, solo ingredientes simples y genuinos. Son ideales para aquellos que están comenzando a descubrir nuevos sabores, siempre bajo el consejo del pediatra.
¿Cómo se conservan las galletas de dátiles?
Guárdalas en un recipiente hermético durante 3-4 días, lejos de fuentes de calor. Si quieres mantenerlas más suaves, puedes añadir una rodaja de manzana dentro del recipiente: ayudará a conservar la humedad natural.

