Las alcachofas rellenas en costra de hojaldre son una verdadera delicia, que combina el segundo y la guarnición en un solo plato. Son muy sabrosas, fáciles y prácticas de preparar; el relleno y las alcachofas hervidas, de hecho, se pueden preparar incluso con antelación. Las alcachofas, «vestidas de gala» de esta manera, son bonitas de ver y presentar a nuestros invitados. En general uso alcachofas de pequeño tamaño, porque son más tiernas y se pueden envolver completamente en el hojaldre. Si, por el contrario, tienes alcachofas más grandes, es mejor dividirlas en dos partes, revistiendo y rellenando cada mitad con el hojaldre.

- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Porciones: 4
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno y Primavera
Ingredientes
- 2 rollos hojaldre rectangular
- 8 alcachofas de pequeño tamaño (o 4 grandes)
- 2 cucharadas vino blanco seco
- c.s. perejil picado fresco
- 150 g jamón curado o speck (cortado en tiras finas y pequeñas)
- 100 g provola fresca en cubitos (u otro queso)
- 50 g gorgonzola al mascarpone
- c.s. sal fina
- c.s. pimienta
- 2 cucharas de mesa leche
- 200 ml agua
Pasos
Empezamos limpiando las alcachofas, eliminando todas las hojas exteriores más duras y recortándolas (es decir, eliminando las puntas) casi a la mitad de la alcachofa.
Las lavamos bajo agua corriente y las colocamos, boca abajo, en una cacerola grande con 2 dedos de agua (unos 200 mililitros), 2 cucharadas de vino blanco y una pizca de sal fina. Cubrimos y hervimos las alcachofas a fuego medio-bajo durante unos 20 minutos (si son grandes tomará unos 30 minutos).
Comprobamos de vez en cuando con un tenedor porque deben estar tiernas pero no blandas. Después, apagamos, las escurrimos bien con una espumadera, las transferimos a un plato y dejamos que se enfríen completamente. No se debe desechar el líquido de cocción; de hecho, podremos usarlo para condimentar pasta, arroz, etc…
Mientras tanto, preparamos el relleno. Batimos juntos el perejil, el jamón, una pizca de pimienta molida, los quesos y la leche hasta obtener una mezcla suave.
Desenrollamos los rollos de hojaldre (puede que no sea necesario usarlos todos, pero prefiero tener siempre uno de reserva), los extendemos aún más finos con el rodillo y cortamos cuadrados de aproximadamente 12 cm. por lado, para las alcachofas pequeñas; 15/18 cm. para las más grandes.
Recuperamos las alcachofas frías, nos aseguramos de que no haya líquido de cocción en su interior, las abrimos suavemente en el centro y las rellenamos con una cucharadita (primera foto a la izquierda), presionando bien el relleno en su interior.
Colocamos cada alcachofa sobre un cuadrado de hojaldre, unimos los vértices opuestos del cuadrado, de dos en dos, como se ve en las fotos centrales, hasta crear una especie de pirámide.
Sellamos las ranuras a lo largo de los bordes, simplemente presionando la masa con los dedos.
Finalmente, enrollamos sobre sí misma la masa sobrante de cada esquina de nuestra pequeña «pirámide» (tercera foto a la derecha) y las colocamos en una bandeja cubierta con papel de horno.
Procedemos hasta agotar los ingredientes.
Para asegurarnos de que el hojaldre se hinche como debería durante la cocción, después de haber terminado de formar las alcachofas, las ponemos en la nevera, durante 30 minutos, en su bandeja, cubiertas con film (el hojaldre teme el calor y el calor de las manos).
Horneamos las alcachofas en costra a media altura, en horno caliente, a 200* durante unos 25 minutos o hasta que estén doradas. Las sacamos del horno y las servimos tanto calientes como frías, dependiendo de las necesidades, porque están deliciosas de ambas formas.
¡Buen provecho