Esta receta es libre de gluten y lactosa, pero si no tenemos necesidades dietéticas que requieran la exclusión total de gluten y lactosa, podemos sustituir la maizena por harina 00 y usar leche y mantequilla tradicionales.

Podemos usar tanto patatas cocidas como crudas, cortadas en rodajas finas, de aproximadamente 1 milímetro.

En el caso de las patatas cocidas, es indispensable que estén frías de nevera y bien firmes, de lo contrario sería imposible cortarlas en rodajas.

Pelamos las patatas (sean cocidas o crudas), las cortamos en rodajas y las colocamos en un plato.

Limpiamos los champiñones (también podemos usar cocidos siempre que estén libres de líquido de cocción), eliminando toda la tierra y las partes no comestibles.

Los cortamos en rodajas de aproximadamente 2 milímetros. Después de cortarlos todos, los ponemos en una sartén sin añadir nada, ni agua ni condimentos.

Cubrir la sartén, ponerla en el fuego medio y a fuego vivo, esperamos que suelten su agua de vegetación (alrededor de un minuto).

Sin quemarnos, eliminamos el agua de los champiñones, los volvemos a poner en la sartén y repetimos esta operación dos veces más (tomará de 5 a 8 minutos en total). Es importante que los champiñones estén secos para esta receta. No es indispensable salar los champiñones y las patatas porque se condimentarán con la bechamel.

Preparamos la bechamel derritiendo la mantequilla a fuego bajo en un cazo.

Tan pronto como la mantequilla esté completamente derretida, añadimos el almidón o la harina (ya tamizados), mezclamos rápidamente con un batidor de acero, tostando la harina (o almidón) por aproximadamente 30 segundos antes de añadir toda la leche.

Mezclando muy a menudo y manteniendo el fuego bajo, sazonamos la bechamel con una ralladura de nuez moscada, una pizca de curry y sal fina al gusto, teniendo en cuenta que también deben sazonarse las patatas y los champiñones.

Para darle un toque extra, podemos derretir 50 gramos de gorgonzola suave en la bechamel caliente.

Tan pronto como la salsa comience a espesar, apagamos y retiramos el cazo del fuego.

Encendemos el horno a 200*.

Ahora solo nos queda ensamblar el pastel en capas, untando primero una cucharada abundante de bechamel en el fondo de la bandeja (una redonda de 25 centímetros o alargada de 30 centímetros, como la mía en la foto) y alternando:

– 1 capa de rodajas de patatas (ligeramente superpuestas entre sí)

– 1 cucharada de bechamel para untar suavemente sobre las patatas

– 1 pizca de queso rallado

– 1 pizca de pimentón (dulce o picante)

– 1 parte de los champiñones

– 1 otra cucharada de bechamel y así sucesivamente, hasta terminar con todos los ingredientes.

Horneamos la bandeja a media altura durante 25 minutos. Al final de la cocción, encendemos el grill para crear una costra crujiente que hará este delicioso pastel aún más sabroso.

Servimos la bandeja de patatas y champiñones al horno con una pizca de perejil fresco picado o hojas de apio.

Si sobran rodajas de patata, agrégalas a lo largo del borde del pastel, dentro de la bandeja, para no desperdiciar nada.

¡Buen provecho!