Cocemos los huevos y los dejamos enfriar en agua fría. Cuando estén fríos, podemos pelarlos. Es una operación que se puede hacer el día o la noche anterior.

Nos ocupamos de los calabacines. Llevamos a ebullición agua en un cazo con una pizca de sal fina.

Mientras tanto, lavamos los calabacines, eliminamos las partes de desecho y los cortamos en dados.

Cuando el agua del cazo hierva, añadimos los dados de calabacín, tapamos y dejamos cocinar solo 4 minutos (si los calabacines están muy frescos; de lo contrario bastarán un par de minutos).

Preparamos un bol con agua, hielo y una pizca de sal fina.

Transcurrido el tiempo, los escurrimos inmediatamente y los pasamos al bol con agua y hielo (durante 30 segundos) para detener la cocción. Los calabacines, de esta manera, mantendrán el color y quedarán firmes y crujientes; finalmente los escurrimos bien y los ponemos en un tazón.

Cocemos la pasta al dente en abundante agua salada, la escurrimos perfectamente y la añadimos a los dados de calabacín.

Lavamos los tomates para ensalada y también los cortamos en cubos.

Deshuesamos las aceitunas y las añadimos a nuestra ensalada.

Picamos finamente el tallo de una cebolleta fresca y lo añadimos al resto de los ingredientes. Finalmente, condimentamos la pasta con aceite de oliva virgen extra, mezclamos bien y la dejamos durante una hora en la nevera o a temperatura ambiente, según lo necesitemos.

La idea extra. Si la ensalada de pasta se va a comer después de mucho tiempo desde su preparación, recomiendo cocinar la pasta por la mitad del tiempo de cocción indicado en el paquete. En mi caso, por ejemplo, mi pasta tiene un tiempo de cocción entre 10 y 12 minutos, donde 10 minutos corresponden a una cocción al dente. Yo he cocido la pasta solo durante 6 minutos, contándolos desde el momento en que el agua volvió a hervir después de echar la pasta. Luego la removí, la tapé y esperé a que el agua volviera a hervir no solo para contar los minutos sino también para sazonarla.

Bon appetit