¿Alguna vez has probado las típicas freselle napolitanas? Las freselle se hacen con la masa del pan y, una vez cocidas, los bollitos se cortan en dos, se vuelven a meter en el horno y se tuestan. De este modo se conservarán durante mucho tiempo y, para disfrutarlas, será suficiente mojarlas con agua o salsas, para que vuelvan a estar blandas. Están buenísimas también al natural, crujientes. Son excelentes para el almuerzo, la cena o para un tentempié rápido. Hoy hablamos de las freselle preparadas con harina integral y sémola de trigo duro remolida. Pueden tener formas y tamaños diferentes: redondas en forma de rosquilla, cuadradas o largas en forma de rombo. Es un alimento que no contiene grasas, por lo que es apto para todos. Las freselle, generalmente, se disfrutan mojadas con caldo de pulpo o de mejillones y almejas, de legumbres, pero el plato al que la fresella está ligada de manera indisoluble es la «caponata» napolitana. La caponata es un plato único, a base de tomates, aceite, sal y alguna anchoa, que se sirve exclusivamente sobre las freselle. La receta de la que os hablo hoy es la de mi suegra. Una receta antigua, muy sencilla, realizada con masa madre.

- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 20
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
Ingredientes
- 300 g harina integral
- 200 g sémola de trigo duro remolida
- 150 g masa madre
- 270 ml agua
- 10 g sal fina
Preparación
Después de refrescar la masa madre, como ya estás acostumbrado a hacer, ponla a fermentar hasta que duplique su tamaño.
Cuando la masa madre haya duplicado su tamaño, transfiérela a un recipiente grande o al bol de la amasadora y vierte sobre ella la mitad de las harinas y la mitad del agua prevista. Comienza a amasar para disolver la masa madre y mezclar los ingredientes.
Añade, después, el resto de la harina, el agua restante (poco a poco porque podría necesitarse un poco menos o un poco más respecto a la cantidad que he indicado) y la sal.
Amasa hasta que todos los ingredientes estén perfectamente mezclados y la masa esté bien ligada (es decir, se haya adherido completamente al gancho, dejando limpias las paredes del bol) y lisa.
Pon el bollo a fermentar bien cubierto, a temperatura ambiente, hasta que duplique su tamaño. Cuando esté bien fermentado, transfiere el bollo a la mesa de trabajo, enharinada con poca sémola de trigo duro. Pésalo y córtalo en tantos trozos del tamaño y peso deseados.
Para formar las freselle en forma de rosquilla: alargamos cada trozo con las palmas, formamos un rollito de unos 20 cm de largo y grueso como dos dedos y unimos los extremos. Colocamos las rosquillas en una bandeja con papel de horno
Para las freselle rectangulares: enrollamos cada trozo primero hacia nosotros, luego ponemos la barra así obtenida en vertical y enrollamos nuevamente. Aplanamos ligeramente la forma obtenida, la alargamos un poco con las manos y la colocamos en la bandeja con papel de horno.
Dejamos fermentar nuevamente las freselle y luego las horneamos.
Cocemos en horno precalentado a 200* por unos 25 minutos. Sacamos los bollitos muy blandos, los dejamos enfriar por 5 minutos, los cortamos en dos, hacemos salir el vapor y los volvemos a meter inmediatamente en el horno, en la parte más baja, con la parte de la miga hacia arriba, a 180* por unos 20 minutos, manteniendo la puerta del horno ligeramente abierta para hacer salir el exceso de humedad, hasta que las freselle estén perfectamente tostadas.
Transcurrido el tiempo las giramos boca abajo (es decir, con la miga hacia abajo) y dejamos tostar por otros 25/30 minutos (se necesitará un poco más de tiempo porque la miga debe secarse bien). Los tiempos de cocción se refieren a mi horno de gas. Revisa siempre tu horno. De vez en cuando gira la bandeja, para que se sequen de manera uniforme. Disfrútalas calientes o frías, rellenas como más te gusten, con legumbres, en sopas. Se conservan por mucho tiempo en bolsas de plástico para alimentos.