Cocemos las patatas con su piel y cuando estén cocidas las pelamos y cortamos en trozos para que se enfríen más rápidamente. Después de unos minutos, las aplastamos perfectamente con un tenedor hasta hacerlas un puré lo más liso posible.

Escurrimos los garbanzos del agua de cocción (o del líquido de conservación, si usamos los envasados y los enjuagamos bien bajo agua corriente para eliminarla completamente). En el caso de garbanzos envasados, hay que eliminar completamente la espuma que se formará a medida que los enjuagamos.

Ponemos todos los ingredientes, incluidas las especias, en el bol de un procesador de alimentos (excepto el pan rallado y las patatas aplastadas) y trituramos hasta obtener una mezcla suave que no debe ser demasiado dura ni líquida.

Ahora añadimos las patatas aplastadas y mezclamos con un tenedor, hasta que se hayan amalgamado con todos los demás ingredientes perfectamente.

Si la mezcla está demasiado densa y dura, añadimos, poco a poco, una cucharada de aceite de oliva virgen extra, hasta obtener una masa suave y fácil de trabajar, aunque pegajosa; al contrario, si resulta demasiado suave, podemos añadir la miga triturada muy finamente de una rebanada de pan o una cucharada abundante de pan rallado y trituramos para amalgamar todo.

Cubrimos una bandeja con papel de horno. Tomamos una cantidad de masa (decidimos nosotros el tamaño de nuestras hamburguesas), la pasamos por abundante pan rallado, las moldeamos con las manos y luego las colocamos en la bandeja.

Cuando hayamos formado todas las hamburguesas, trasladamos la bandeja, cubierta con film transparente para alimentos, al frigorífico durante media hora. Transcurrido el tiempo, encendemos el horno y lo ajustamos a la temperatura más alta.

Volvemos a tomar las hamburguesas y las pincelamos con un poco de aceite de oliva virgen extra solo por un lado, el que esté hacia nosotros.

Las horneamos en la rejilla más baja durante unos 10 minutos, luego bajamos la temperatura a 200* y giramos las hamburguesas por el otro lado, con mucho cuidado, para no romperlas, ya que están muy calientes.

Dejamos que se cocinen durante otros 5 minutos y, finalmente, apagamos el horno. No prolongamos demasiado la cocción porque correríamos el riesgo de secarlas demasiado por fuera.

Las sacamos y dejamos enfriar completamente nuestras hamburguesas vegetarianas de garbanzos, antes de disfrutarlas, acompañadas de una rica y fresca ensalada.

La idea extra. Si queremos cocer los garbanzos, bastará con poner 250 gramos en remojo durante 12 horas en un bol muy grande, con suficiente agua (porque los garbanzos aumentarán de volumen) en la que habremos disuelto una cucharadita rasa de bicarbonato de sodio alimentario.

Después de doce horas, desechamos el agua de remojo, los enjuagamos muy bien bajo agua corriente, antes de ponerlos a cocer en una olla grande con abundante agua limpia (si queréis aromatizarlos, añadid también 1 zanahoria, 1 hoja de laurel y 1/2 cebolla), hasta que estén tiernos.

En ese punto, apagamos y añadimos 1 cucharadita rasa de sal fina, mezclamos bien y dejamos que se enfríen.