Hoy os presento mi pan brioche, elaborado sin añadir huevos, mantequilla ni leche a la masa. A pesar de ello, este fermentado fácil y ligero, se mantiene suave por varios días y se puede preparar para hacer deliciosas tostadas de aperitivo, para aperitivos; o para disfrutar en el desayuno o en el tiempo libre. Es una de esas recetas de las que estoy muy orgullosa, no por presunción a la que no estoy acostumbrada, sino porque es una creación mía. Después de mucho probar, logré encontrar el equilibrio adecuado entre los ingredientes para obtener un producto perfumado como si fuera masa de brioche, suave pero bien estructurado, ligero y que, a diferencia de la masa de brioche, se asemeja más al pan en cuanto a consistencia y alveolado. Finalmente, los tres leudados son fundamentales; representan, de hecho, la pieza que contribuye a hacerlo tan bueno y digerible.

- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de reposo: 6 Horas
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 20
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 3 g levadura fresca
- 165 g harina 0
- 114 ml agua a temperatura ambiente
- 350 g harina 0
- 160 ml agua a temperatura ambiente
- 10 g sal fina
- 1 cucharadita miel de mil flores (o azúcar glas)
- pre-fermento leudado
- 60 ml aceite de semillas suave
Pasos
Primero preparamos el pre-fermento (o levain). Disolvemos en un recipiente grande la levadura con los 114 mililitros de agua. Luego, añadimos la harina bien tamizada y mezclamos hasta obtener una masa suave como en la foto 1 (basta con un tenedor). Cubrimos el recipiente del pre-fermento con film transparente y dejamos leudar hasta que duplique su tamaño, como en la foto 2.
Cuando el levain haya duplicado su volumen inicial, podemos preparar la masa propiamente dicha del pan brioche.
En un bol tamizamos los 350 gramos de harina 0, añadimos la sal, la miel, la mitad del aceite y comenzamos a mezclar para integrar los ingredientes, de manera grosera, como en la foto 3. No os preocupéis si tal vez necesitéis un poco más o menos de agua de la que he previsto, ya que las harinas no absorben los líquidos siempre de la misma manera.
En este punto, añadimos también el bloque de levain (foto 4), el resto del aceite y amasamos hasta que las dos masas estén perfectamente integradas, foto 5. La masa está lista cuando esté suave, lisa y ya no se pegue a las manos ni a la mesa de trabajo (o al bol). Engrasamos ligeramente el bol donde la dejaremos leudar, sellamos bien con film transparente y esperamos a que duplique, como en la foto 6.
Cuando la masa esté bien leudada, la dejamos caer suavemente sobre la mesa de trabajo y, sin desinflarla, la enrollamos hacia nosotros hasta formar un cilindro, una especie de barra (como en la última foto abajo). Finalmente, colocamos la barra en posición vertical, respecto a nosotros, y la enrollamos de nuevo bien apretada.
Son precisamente estos pasos los que darán estructura al leudado, asegurando que leude bien, que tenga un buen alveolado, que se desarrolle perfectamente en la cocción y no se desinfle al salir del horno.
Forramos un molde con papel de horno.
Pesamos la masa leudada y la dividimos en tres partes iguales, a las que daremos una forma esférica.
Colocamos las tres esferas de masa en el molde, cubrimos con film transparente y dejamos que leuden por tercera y última vez..
En cuanto el pan brioche haya alcanzado el borde superior del molde, encendemos el horno y lo llevamos a 175*.
Lo metemos en el horno, ya caliente, a media altura, durante unos 40 minutos, vigilándolo siempre y recordando que las temperaturas y los tiempos de cocción pueden variar de un horno a otro.
Una vez cocido, lo sacamos inmediatamente del horno y, después de unos diez minutos, lo sacamos del molde, retiramos el papel de horno y lo colocamos en una rejilla para que el exceso de humedad se evapore, sin arruinar el resultado final.
Dejamos que se enfríe al menos una hora antes de cortarlo en rebanadas.