Preparación

• En una cacerola no demasiado grande (pero capaz de contener el solomillo de cerdo y la salsa de cocción) ponemos a dorar a fuego lento, en 2 cucharadas abundantes de aceite de oliva virgen extra, las zanahorias, la chalota y el apio finamente picados.

  Cuando la chalota esté pochada, subimos el fuego, añadimos el solomillo y lo doramos por todos los lados de forma uniforme. Después, añadimos la salvia, los granos de pimienta, la cúrcuma, regamos con la cerveza y dejamos evaporar el alcohol, sin abandonar nunca la cacerola, ya que la cerveza, a diferencia del vino, hará espuma y tenderá a subir en la cacerola. Será suficiente remover con una cuchara de madera para hacer bajar el nivel.

  Cuando el alcohol ha evaporado, salamos, bajamos al mínimo el fuego, vertemos el agua hirviendo, tapamos y dejamos cocinar durante 60 minutos, volteando de vez en cuando la carne.

  Transcurrido el tiempo, transferimos el solomillo de cerdo a una tabla de cortar y eliminamos la red que lo ata.

  Mientras tanto, con una batidora de mano trituramos la salsa de cocción; añadimos una cucharada colmada de harina de arroz o de almidón de maíz ya tamizado, mezclamos a menudo con una varilla de acero y esperamos que la salsa se espese a fuego lento. Apagamos, volvemos a poner la carne en la salsa, tapamos y dejamos enfriar. Cuando la carne esté fría, la retiramos de la cacerola y ponemos a calentar la salsa.

  Cortamos el solomillo de cerdo en rodajas muy finas, las colocamos en un plato de servir, las cubrimos con una parte de salsa caliente y las servimos.