Las almendras forman parte de la categoría denominada «frutos secos», son muy versátiles, buenísimas, y se prestan a ser protagonistas en innumerables preparaciones tanto dulces como saladas. Hoy las he convertido en protagonistas de este delicioso sorbete, muy fácil, que no necesita una heladera, no contiene huevos, ni gluten o derivados lácteos. Podemos proponerlo al final de una comida como un postre de cuchara o simplemente disfrutarlo cuando tenemos ganas de algo dulce y aromático. A diferencia de los sorbetes o helados industriales, el sorbete de almendras hecho en casa contiene solo los ingredientes que lees en la lista y nada más; no hay otros elementos para hacerlo más cremoso o para evitar que se congele demasiado. Esto significa que será más duro y compacto, pero bastará con dejarlo a temperatura ambiente de 5 a 10 minutos antes de servirlo.

- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de reposo: 12 Horas
- Tiempo de preparación: 15 Minutos
- Porciones: 10
- Métodos de Cocción: Hervir
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 175 g almendras peladas y tostadas
- 500 ml agua
- 210 g azúcar granulada
- c.s. cáscara de naranja rallada
- c.s. vainilla en pasta
- 2 gotas esencia de almendras amargas (opcional)
- 2 g sal fina
Pasos
Para preparar el sorbete de almendras, comencemos preparando el jarabe de azúcar que será la base del sorbete.
En un cazo vertemos el agua, el azúcar, la cáscara de naranja (que combina muy bien con el sabor de las almendras) y la sal fina.
Mezclamos un poco y llevamos a ebullición. Dejamos hervir la mezcla durante 5 minutos sin tapa, a fuego medio, luego apagamos y dejamos enfriar completamente antes de usarla.
Mientras tanto, ponemos en el congelador el recipiente con tapa, de vidrio o acero, en el que verteremos el sorbete.
Antes de triturar las almendras, recomiendo partirlas groseramente, triturar un puñado a la vez y usar la función de pulso. La operación será más fácil y rápida y se evitará sobrecalentar el aparato y las propias almendras.
Cuando el jarabe esté completamente frío, trituramos las almendras, añadiendo en esta fase la punta de una cucharadita de pasta de vainilla y las gotas de esencia de almendras amargas, hasta reducirlas a grano fino, usando una batidora o licuadora.
Vertemos las almendras trituradas en el jarabe frío, mezclamos muy bien y vertemos en el recipiente que habíamos colocado previamente en el congelador.
Cerramos el recipiente y guardamos el sorbete de almendras en el congelador durante unas tres horas.
Después de tres horas, retomamos el sorbete que habrá comenzado a congelarse.
Batimos si ya está casi completamente congelado; de lo contrario, si aún está demasiado líquido, solo rompemos los cristales de hielo ya formados, mezclamos y volvemos a poner en el congelador. Si es posible, repetimos esta operación nuevamente después de tres horas.
Finalmente, lo dejamos estar al menos 12 horas en el congelador, durante las cuales los aromas y sabores se amalgamarán mejor.
Después de 12 horas, lo sacamos del congelador, lo partimos con un tenedor y lo batimos para incorporar la mayor cantidad de aire posible y lo volvemos a poner en el congelador hasta 10 minutos antes de servirlo (decidiremos luego si batirlo nuevamente o no antes de llenar los recipientes).
Podemos servirlo acompañado de almendras partidas, gotas de chocolate, trozos de cáscaras de naranja confitadas y así sucesivamente.
La idea extra. Si sus almendras no están tostadas, podrá hacerlo usted mismo en el horno o en la estufa. Si las tuesta en el horno, colóquelas en una bandeja con papel de horno, bien colocadas y no superpuestas, a media altura, con un calor de 160* durante unos 30 minutos (el tiempo puede variar según el tipo de cocción y el horno). Revíselas de vez en cuando; las almendras están listas cuando al probarlas resulten crujientes y no gomosas (por eso siempre tuesto algunas más porque son tan deliciosas que es difícil no probarlas). Sáquelas inmediatamente y déjelas enfriar antes de usarlas.
Si opta por la cocción en la estufa, use una sartén antiadherente lo suficientemente ancha como para contener las almendras sin que se superpongan. Déjelas tostar en el fuego más pequeño a fuego medio, dándoles vueltas y revisándolas muy a menudo. El tiempo puede variar de 30 a 45 minutos aproximadamente. También en este caso, las almendras están listas cuando resulten crujientes y no gomosas.
Buen provecho