He revisado la receta de los clásicos taralli napolitanos «nzogna e pepe» (es decir, con manteca de cerdo y pimienta). Preparo la receta clásica solo en invierno, cuando consigo encontrar buena manteca de primera calidad. El sabor y la consistencia de estos taralli al aceite, de los cuales me gustaría hablaros hoy, son diferentes de los tradicionales, pero no por ello menos buenos, al contrario. Con estas cantidades, podemos preparar aproximadamente 16-18 de tamaño medio o 30 pequeños. Los preparo muy a menudo, porque son ideales para acompañar los aperitivos, como tentempié, snack sabroso y en los buffets. Son aptos también para los niños o para aquellos que, como yo, no pueden comer pimienta o no les gusta y tampoco les gusta la manteca. Son facilísimos de realizar y, sobre todo, se pueden personalizar, enriqueciéndolos con pimienta molida, guindilla, semillas de hinojo, conserva de tomate, etc… He sido muy detallada con el procedimiento, no por pedantería, sino porque cada paso tiene su importancia.

- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de preparación: 30 Minutos
- Porciones: 18 taralli
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno y Primavera, Pascua
Ingredientes
- 500 g harina 00
- 200 ml agua
- 5 g levadura de cerveza fresca
- 85 ml aceite de semillas
- 15 g sal fina
- 400 g almendras peladas
Preparación
Tostamos todas las almendras, horneándolas a media altura, por unos 30 minutos a 150* y sin superponerlas. Están listas cuando resultan crujientes y ya no están gomosas.
Las picamos groseramente, porque deben sentirse al paladar, dejando aparte 60 enteras para la decoración de los taralli (yo calculo 3 almendras para cada taralli grande y 2 para los pequeños).
En un bol grande disolvemos, con una cucharada de agua, la levadura, añadimos parte de la harina tamizada, la mitad del agua prevista por la receta y las almendras picadas.
Comenzamos a mezclar groseramente con las manos (o con el gancho de hoja, si usamos una amasadora). En este punto añadimos la harina restante, el aceite y la sal. Amasamos vertiendo poco a poco el agua restante (muy poco a poco, porque debemos obtener un panecillo firme, fácil de trabajar siempre que sea firme, no blando.
Seguimos amasando en el bol con las manos o en la amasadora con el gancho de gancho, hasta que alcanzamos la consistencia adecuada y ya no se pega a las manos. Espolvoreamos con un poco de harina o sémola de trigo duro la superficie de trabajo y continuamos trabajando la masa sobre la mesa por unos 2-3 minutos, hasta que se vuelva bien elástica y lisa. Dejamos reposar la masa cubierta por 15 minutos para que el gluten se relaje, así podremos formar los taralli sin problemas
Formamos nuestros taralli al aceite. Forramos dos bandejas con papel de horno. Desprendemos un trozo grueso de 2 dedos, lo trabajamos delicadamente para convertirlo en un bastón de unos 30 centímetros de largo. Luego, lo dividimos en dos partes y obtenemos dos bastoncillos de unos 15 cm cada uno y del diámetro de un dedo.
Los retorcemos, como en las fotos de los pasos 2 y 3. Colocamos cada taralli en la bandeja, insertamos las almendras en los pliegues de los taralli (así no se caerán) y continuamos hasta terminar la masa. Dejamos que fermenten hasta que doblen su tamaño.
Pasemos a la cocción. Los taralli se deben cocinar dos veces para obtener la consistencia típica crujiente y friable.
Horneamos, a media altura, nuestros taralli fermentados a 200*, en horno ya caliente por 20/25 minutos y no más. Transcurrido el tiempo los sacamos y horneamos la segunda bandeja. Mientras tanto dejaremos que se enfríen, en la bandeja, los ya cocidos. Sacamos la segunda bandeja del horno y dejamos que se enfríen también por unos 15/20 minutos (si tenéis la posibilidad de hornear más bandejas al mismo tiempo, ahorraréis tiempo).
Ahora pasemos a dorarlos. Horneamos de nuevo todos los taralli a 170* por otros 45 minutos aproximadamente (los tiempos y las temperaturas pueden variar de un horno a otro, por lo que regulaos según vuestro horno (los tiempos serán más cortos con modo ventilado o si cocéis al mismo tiempo por arriba y por abajo). Los taralli deben secarse, resultar crujientes y sobre todo bien dorados. Abrid uno y comprobad que el interior esté crujiente; en caso contrario prolongad la cocción algunos minutos más.
Dejad que se enfríen y disfrutadlos con un buen vino, cerveza fría o con una limonada espumosa, preparada en casa fácilmente con sirope de zumo de limones. Os aseguro que como aperitivo, snack rápido para niños, o en buffets, se agotan rápidamente. Los taralli al aceite se deben conservar en una caja de lata o en bolsas para alimentos bien cerradas por un par de días.