La tarta de galletas rellena de manzanas es un dulce delicioso y aromático que nació de un «accidente», por así decirlo. El paquete de galletas se había roto y cuando me di cuenta las galletas ya habían perdido casi toda su fragancia y frescura. Dado que en la cocina no se debe tirar nada o casi nada, decidí utilizarlas de inmediato para hacer una tarta de queso, pero luego, teniendo a disposición bastantes manzanas annurca, típicas de mi región, creé esta cáscara de galletas y mantequilla, tal como se hace para la base de la tradicional tarta de queso, y la rellené con manzanas. Fue un éxito; gustó tanto que la he hecho varias veces incluso con galletas sin gluten y diferentes tipos de fruta de temporada. Es una idea que puede ser útil si te quedas sin los ingredientes fundamentales para hacer un pastel o si deseas llevar a la mesa y proponer un postre diferente al habitual.
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno, Otoño, Invierno y Primavera
Ingredientes
- 400 g Galletas (también sin gluten)
- 1 kg manzanas (abundante)
- 140 g Mantequilla derretida (también sin lactosa)
- 1 cucharada Azúcar moreno
- c.b. Canela en polvo
- c.b. Cáscara rallada de cítricos
Pasos
Preparemos la cáscara de galletas.
Necesitaremos un molde circular acanalado para tarta de 27 centímetros de diámetro.
Reducimos las galletas a polvo. Podemos usar una licuadora potente o podemos poner las galletas en una bolsa resistente para alimentos (son buenas las bolsas que contienen los copos de maíz) y machacarlas con un rodillo.
Vertemos el polvo de galletas en un recipiente alto y espacioso.
Mientras tanto, ponemos a derretir la mantequilla en una cacerola sobre el fuego más pequeño a llama baja.
Cuando la mantequilla esté derretida, tomamos una cucharadita y la usamos para untar el interior del molde. Luego espolvoreamos el interior del molde con una cucharada de harina de trigo o de arroz, para la versión sin gluten.
Rallamos la cáscara de un limón o de una naranja muy finamente.
La mitad de la cáscara rallada, la pondremos en las galletas trituradas. Luego vertemos la mantequilla derretida caliente y mezclamos con una cuchara de madera hasta que la mantequilla haya sido absorbida completamente.
Reservamos 80 gramos de polvo de galletas impregnadas de mantequilla que utilizaremos en un segundo momento.
Transferimos el resto de la mezcla al molde enmantecado y con mucha paciencia y delicadeza formamos la base (de aproximadamente medio centímetro de grosor) y formamos también los bordes. Yo uso las manos para crear los bordes y un mazo para carne para aplanar la base.
Hecho esto, colocamos el molde en un porta tartas o cubrimos delicadamente la superficie con film transparente y lo colocamos en el frigorífico para que se endurezca.
Nos ocupamos de las manzanas
He usado las manzanas annurca típicas de mi tierra, que son secas (es decir, no liberan demasiado líquido de vegetación durante la cocción en contacto con el azúcar), dulces y ligeramente ácidas.
Podéis usar todos los tipos de manzanas que os gusten y si tenéis la duda de que las manzanas que habéis elegido puedan liberar demasiado jugo durante la cocción, antes de rellenar la tarta, untad el interior con un poco de clara de huevo, lo que hará impermeable la tarta.
Lavamos, pelamos y eliminamos la parte central dura y leñosa con las semillas. Podéis cortar las manzanas muy finamente o cortarlas en cubos, como os sea más cómodo.
Añadimos a las manzanas el resto de la cáscara rallada de cítricos, una cucharada de azúcar moreno y una pizca de canela, mezclamos perfectamente para distribuir las especias de manera uniforme y rellenamos la tarta, que entretanto, habremos sacado del frigorífico.
Tratamos de llenar los espacios vacíos con rodajas o trozos de manzanas.
Ahora nos ocuparemos del último paso que hará la tarta de galletas con manzanas aún más deliciosa, es decir, espolvoreamos uniformemente la superficie del dulce con el compuesto de galletas que habíamos reservado.
Puesto que no se trata de un dulce que deba leudar, podemos cocinarlo partiendo del horno frío.
Horneamos la tarta a media altura, configuramos el horno a 180 grados, con calor solo desde abajo, y dejamos cocinar todo por unos 20-25 minutos como máximo.
En caso de que vuestro horno cocine simultáneamente arriba y abajo, configurad la temperatura a 170 grados y si en la superficie se oscurece demasiado, cubridla con papel de horno, eliminándolo 5 minutos antes de terminar la cocción.
Es un dulce delicado, por lo que aconsejo cortarlo solo cuando esté perfectamente frío.
La idea adicional. La tarta así realizada es muy buena por sí sola, no es necesario enriquecerla con cremas o salsas, pero si realmente queréis hacerla aún más especial, podéis acompañarla con nata fresca semi montada, bolas de helado o crema pastelera semi densa.
Bon appetit

