La tarta de queso con crema de piña es un pastel de nevera fresco y delicioso que no necesita cocción. Es el postre ideal cuando hace demasiado calor o no queremos encender el horno y los fogones. Podemos prepararlo para una ocasión importante, como postre para el almuerzo del domingo, para un buffet. Para disfrutarla al máximo, la tarta de queso con crema de piña debe prepararse al menos con un día de antelación.

- Dificultad: Fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de reposo: 3 Horas
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 14/16 porciones
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Verano, Primavera
Ingredientes
- 300 g Galletas secas
- 190 g Mantequilla derretida
- c.s. Cáscara rallada de un limón
- 200 g Queso crema
- 200 ml Nata fresca líquida
- 3 cucharadas Azúcar glas
- 2 Botes de piña en rodajas
- c.s. Cáscara rallada de limón
Preparación
1) Escurrimos las rodajas de piña del primer bote, las trituramos hasta obtener un puré que dejaremos escurrir en un colador durante al menos 3 horas. Es importante que la piña pierda todo el líquido para no estropear la crema.
2) Recortamos un círculo de papel de horno un poco más grande que la base del molde, lo mojamos, lo escurrimos y lo hacemos adherir perfectamente. También recortamos una tira para las paredes del molde, mojamos, escurrimos y la hacemos adherir bien. De este modo, la tarta de queso mantendrá la forma sin problemas.
3) Trituramos las galletas hasta desmenuzarlas completamente y las ponemos en un bol grande.
4) Derretimos la mantequilla y la vertemos aún caliente sobre las galletas. Añadimos la cáscara de limón (que ayuda a atenuar el sabor y el olor de la mantequilla) y mezclamos hasta que la mantequilla se absorba por completo. Transferimos la mezcla de galletas al molde y, ayudándonos con los dedos, creamos el borde y la base de la tarta de queso, es decir, una cáscara que servirá para contener nuestra deliciosa crema de piña.
5) Nivelamos tanto la base como los bordes de la tarta de queso con el dorso de una cuchara para hacerlos lisos y uniformes en el grosor. Cubrimos el molde y lo metemos en la nevera durante aproximadamente 1 hora; de este modo, la mantequilla se solidificará haciendo que la cáscara del dulce quede bien compacta.
6) Después de una hora, comenzamos a montar la nata. Añadimos el queso crema, la cáscara rallada de limón, el azúcar glas y el puré de piña. Continuamos montando la mezcla hasta obtener una crema bien espesa. La vertemos dentro de la cáscara de galletas, la nivelamos con el dorso de una cuchara y la volvemos a poner en la nevera hasta el momento de servir.
Mientras tanto, ponemos a escurrir también las rodajas de piña del segundo bote.
Para la decoración. Sacamos el dulce de la nevera, abrimos el molde y retiramos delicadamente el papel de horno que se encuentra a lo largo de la circunferencia de la tarta de queso; esta operación debe hacerse solo cuando la cáscara de galletas esté perfectamente sólida y compacta. Podemos dejar, en cambio, tanto la base del molde como el papel de horno que lo cubre, si lo deseamos; de lo contrario, con mucha atención y delicadeza, los retiramos también, ponemos la tarta en el plato de servir y pasamos a la decoración.
Cuando las rodajas estén bien escurridas, las cortamos por la mitad para crear composiciones decorativas con las que adornar la tarta de queso. Para dar un toque de color adicional, podemos añadir fresitas y hojas de menta.