La tarta de queso con mandarinas y amaretti es un postre increíble en aromas y sabores. Es una receta que no debes dejar escapar ahora que las mandarinas están en temporada. La «unión» entre amaretti y mandarinas es perfecta, armoniosa, deliciosa. Es un postre que no necesita cocción, se prepara muy fácilmente, es vistoso; en resumen, la tarta de queso con mandarinas y amaretti luce espectacular en ocasiones festivas o para el almuerzo del domingo. Esta deliciosa tarta de queso debe prepararse al menos un día antes para permitirle expresar al máximo sus aromas y su extraordinaria combinación de sabores. Esta tarta fría también se puede preparar con ingredientes sin gluten y sin lactosa, como hice yo, con las mismas dosis y cantidades previstas en esta receta.

- Dificultad: Muy fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de reposo: 12 Horas
- Tiempo de preparación: 30 Minutos
- Porciones: 14
- Métodos de Cocción: Sin cocción
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Otoño, Invierno
Ingredientes
- 200 g amaretti
- 90 g mantequilla derretida
- c.s. cáscara rallada de 1 mandarina
- 200 ml nata fresca para montar (también sin lactosa)
- 200 g ricotta de vaca (también sin lactosa)
- 200 g queso para untar (también sin lactosa)
- c.s. cáscara rallada de 1 mandarina
- 2 cucharadas azúcar granulada
- 1 cucharadita licor de cítricos u otro al gusto
- 250 ml agua
- 100 ml zumo de mandarinas
- 80 g azúcar granulada
- 1 pizca sal fina
- 35 g fécula de patata o almidón de maíz
- c.s. cáscara de mandarina rallada
- 40 g chocolate negro
- 1 pincel para alimentos
- 1 hoja de papel de horno
Pasos
Necesitaremos 3 mandarinas bien lavadas y secas, de las cuales rallaremos la cáscara para las diferentes preparaciones.
Preparamos el molde. Forramos el fondo del molde con una hoja de papel de horno; cerramos el molde y de esta manera el papel de horno quedará bloqueado y no se moverá. Recortamos el exceso de papel de horno o lo doblamos debajo del propio molde.
Recortamos una tira de 72 centímetros de papel de horno (para un molde circular de 24 centímetros de diámetro cerrado) y forramos también las paredes del molde desmontable; para que la tira se adhiera bien, untamos de mantequilla las paredes del molde o las mojamos ligeramente con agua (también los extremos de la tira de papel deberán ser untados de mantequilla o mojados para que se cierren bien uno sobre otro).
Preparamos la base de la tarta de queso
Desmenuzamos los amaretti groseramente (no debemos convertirlos en polvo) en un bol y los aromatizamos con la cáscara rallada de una mandarina.
Derretimos completamente la mantequilla a fuego bajo y la vertemos inmediatamente sobre las galletas. Rápidamente, con la ayuda de una cuchara o tenedor, mezclamos muy bien para que la mantequilla impregne las galletas perfectamente. Vertemos la mezcla en el molde y la nivelamos, presionando suavemente, sin aplastar demasiado. Ponemos el molde en un recipiente para tortas cerrado y lo trasladamos al frigorífico durante una hora.
Preparamos la crema.
Pasada una hora, vertemos la nata líquida fría de la nevera en un bol y comenzamos a montarla con las varillas eléctricas. En cuanto la nata empiece a espesar, añadimos el azúcar, el licor, la cáscara rallada de otra mandarina, la ricotta y el queso para untar. Seguimos montando la crema otros 30-50 segundos, hasta obtener una mezcla firme, esponjosa, espumosa y bien amalgamada.
La crema no debe resultar demasiado dulce, para equilibrar la dulzura de los amaretti y de la gelatina. En caso de usar nata vegetal ya azucarada, no añadir absolutamente más azúcar.
Sacamos del frigorífico la base de galletas, vertemos la crema y la nivelamos con el dorso de una cuchara, golpeando el molde suavemente sobre la mesa para llenar posibles huecos y volvemos a poner el molde en el frigorífico.
Preparamos la gelatina de mandarinas.
En un cazo, vertemos primero el azúcar, la pizca de sal, cáscara de mandarina rallada y la fécula. Los mezclamos bien. Ahora añadimos los líquidos, es decir, el agua y el zumo de las mandarinas. Removemos con un batidor de acero y lo llevamos al fuego más pequeño a llama baja. Removiendo continuamente, tardará 10 minutos en que la mezcla se transforme en gelatina. Apagamos inmediatamente y dejamos enfriar completamente.
Mientras tanto, preparamos las decoraciones de chocolate.
Mientras derretimos el chocolate al baño maría, recortamos una hoja de papel de horno. Mojamos el pincel en el chocolate derretido y hacemos pequeños dibujos en el papel (dándoles la forma que más nos guste) con abundante chocolate (las decoraciones deben ser bastante gruesas, de lo contrario se desmoronarán o se derretirán inmediatamente al contacto con las manos). Dejamos que se endurezcan a temperatura ambiente o en el frigorífico (recomendado), si hace calor.
Ensamblamos la tarta de queso con mandarinas y amaretti. Cuando la gelatina esté fría, la mezclamos nuevamente para ablandarla y la vertemos sobre la tarta de queso. La nivelamos bien y la volvemos a poner en el frigorífico durante 30 minutos, para que se endurezca.
Después de 30 minutos, despegamos delicadamente, con una espátula de madera o plástico, las tiras decorativas de chocolate y las aplicamos a la tarta de queso, tanto en los bordes como en la superficie. Añadimos también gajos de una mandarina (esta operación se puede hacer también poco antes de servirla). La volvemos a poner en el frigorífico y dejamos que la tarta de queso tome sabor durante al menos 12 horas.
Con estas cantidades obtendremos una tarta de queso con mandarinas y amaretti de más de un kilo y aproximadamente 12-14 porciones.
Esta tarta fría debe conservarse exclusivamente en el frigorífico, bien cerrada en un recipiente, durante 3-4 días como máximo, volviéndose cada vez más sabrosa con el tiempo.