El helado de nieve conocido como la «zurbett de nieve» es una vieja tradición que nos transmitieron nuestros padres, al igual que el muñeco de nieve, que transformaba nuestros días fríos en días festivos. La nieve era el helado que venía del cielo. Nos llenaba de emoción que nos quedábamos encantados mirando por el cristal de la puerta cómo caía ligera y luego poco a poco lo cubría todo como un manto. No podíamos limitarnos solo a observarla y cuando finalmente obteníamos el permiso para salir, ¡qué fiesta! Mi madre, que lo había aprendido de mi abuela, mientras estábamos fuera, también salía con una amplia sonrisa, el plato y una cuchara. Llenaba el plato de nieve blanca y luego en casa nos preparaba la zurbett tan esperada.