La tarta Pingüino es un dulce nacido de la idea de recrear en versión tarta de cumpleaños una de las meriendas favoritas de mi hijo más pequeño.
Imagina una capa suave de bizcocho de cacao, rellena con una crema suave de mascarpone y nata, todo cubierto con un glaseado brillante de chocolate negro. Es un postre perfecto para quienes aman el equilibrio entre el sabor intenso del chocolate y la delicadeza de las cremas, ideal para ocasiones especiales o simplemente para mimarse un poco. A continuación, te guiaré a través de cada fase de preparación, desde la base hasta la decoración, para obtener una tarta impecable y deliciosa.
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- Dificultad: Media
- Tiempo de reposo: 2 Horas
- Tiempo de preparación: 1 Hora
- Porciones: 10Piezas
- Métodos de Cocción: Horno
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
- 4 huevos
- 20 g cacao amargo en polvo
- 30 g harina 00
- 1 cucharadita miel
- 80 g azúcar
- 1 cucharadita extracto de vainilla (o sobre de vainillina)
- 500 g mascarpone
- 20 g miel
- 25 g azúcar glas
- 250 g nata para montar
- 100 g chocolate negro
- 20 g mantequilla
- 300 g chocolate negro
- 30 ml aceite de semillas
Herramientas
- Batidoras
Pasos
Para obtener una base suave y ligera, es esencial prestar atención a cada detalle. Comienza trabajando los huevos con el azúcar, la miel y la vainillina montándolos durante un buen tiempo hasta obtener una mezcla clara y espumosa. La consistencia de los huevos montados es crucial: deben «escribir», es decir, formar una especie de cinta continua cuando los levantas con las varillas. Añade el cacao tamizado y la harina delicadamente, mezclando de abajo hacia arriba con una espátula. Este paso es fundamental para mantener el aire incorporado en los huevos, lo que hará que tu bizcocho sea suave y ligero. Al verter la mezcla en una bandeja rectangular forrada con papel de horno, asegúrate de nivelarla con cuidado para que la cocción resulte uniforme. Hornea en horno precalentado a 220° durante unos 7 minutos.
El bizcocho se cocina rápidamente: vigílalo para evitar que se seque. Cuando esté listo, déjalo enfriar completamente, cubriéndolo con un paño húmedo para mantener su humedad.
La crema que rellena esta tarta es una mezcla perfecta entre la riqueza del mascarpone y la ligereza de la nata montada. Para prepararla, es importante que el mascarpone esté bien frío, para que se mezcle mejor con la nata. Comienza montando la nata con el azúcar glas, hasta obtener una consistencia sólida pero no demasiado rígida. La nata debe permanecer aireosa y suave. En un bol aparte, trabaja el mascarpone con la miel hasta hacerlo cremoso y sin grumos. Cuando hayas obtenido una crema lisa, incorpora delicadamente la nata montada, mezclando con movimientos lentos de abajo hacia arriba para evitar desarmarla. La crema obtenida será aterciopelada y delicada, perfecta para equilibrar el sabor intenso del cacao en el bizcocho. Distribuye la crema de manera uniforme sobre la capa de bizcocho, asegurándote de dejar un grosor generoso que dará a la tarta esa típica suavidad de la merienda original.
Para obtener una lámina de chocolate perfecta, comienza derritiendo chocolate negro de alta calidad al baño maría, igual que hiciste para el glaseado. Es importante utilizar chocolate negro, porque su sabor intenso equilibrará la dulzura de la crema. Una vez que el chocolate esté completamente derretido y liso, añade la mantequilla, mezcla con una varilla para integrarla bien al chocolate y posteriormente viértelo sobre una hoja de papel de horno. Nivela el chocolate con una espátula o un cuchillo plano hasta obtener una capa delgada, de pocos milímetros de grosor.
Lo ideal es obtener una lámina uniforme del tamaño de toda la superficie de la tarta.Cubre con otra hoja de papel de horno y déjala enfriar en el congelador por unos minutos.
Después de haber refinado los bordes y dividido en dos el bizcocho, extiende una capa uniforme de crema de mascarpone y nata sobre una mitad, coloca delicadamente la lámina de chocolate sobre la crema, asegurándote de que se adhiera bien. Esta capa de chocolate, ubicada en el corazón de la tarta, creará ese contraste crujiente que hace el dulce tan especial. Completa luego todo con la crema restante y cubre con la otra mitad del bizcocho.
El glaseado es la parte que da a esta tarta su aspecto goloso e irresistible. Para realizar un glaseado perfectamente liso y brillante, el chocolate negro es el ingrediente clave. Comienza derritiendo el chocolate al baño maría, teniendo cuidado de no dejarlo entrar en contacto con el agua, lo que haría que se estropease. Cuando esté completamente derretido, añade poco a poco el aceite de semillas mezclando constantemente para obtener un glaseado fluido pero denso. Deja que el glaseado se entibie antes de verterlo sobre la tarta, para que no esté demasiado caliente. Cuando lo distribuyas sobre la superficie, asegúrate de cubrir también los lados para obtener un efecto uniforme y atractivo. El glaseado, una vez solidificado, formará una corteza delgada y crujiente, que contrastará maravillosamente con la suavidad de la crema en el interior.
Una vez ensamblada la tarta, déjala reposar en el frigorífico por al menos un par de horas (en verano te recomiendo dejarla reposar directamente en el congelador y tres horas antes de servirla pasarla al frigo) Este tiempo es necesario para permitir que los sabores se mezclen y la tarta alcance la consistencia adecuada.La tarta Pingüino ya es buena así, pero si quieres hacerla estéticamente adecuada para un cumpleaños, o una ocasión especial, decórala antes de servirla como hice yo con nata montada simple. Cuando la cortes, notarás cómo cada rebanada revelará capas perfectamente definidas de crema y chocolate, ofreciendo un contraste visual y de sabor que conquistará a cualquiera que la pruebe.
Desafortunadamente no tuve tiempo de fotografiarla por dentro, pero te puedo decir que gustó tanto que el homenajeado (feliz con la tarta) y los invitados repitieron y la devoraron en un santiamén!!!
¡Buen provecho!