¡Empecemos!

• Tomamos las galletas (dejamos una a un lado para la decoración) y las reducimos a polvo, podemos ponerlas en un procesador de alimentos o en una bolsa de congelación y aplastarlas con un rodillo. Lo importante es que estén bien desmenuzadas. Cuando estén pulverizadas, las ponemos en un bol.

  Ponemos la mantequilla en un cazo (o en el microondas) y la dejamos derretir, luego la unimos a las galletas desmenuzadas y mezclamos rápidamente.

• Tomamos un cuenco, un molde, cualquier recipiente (yo he utilizado 4 cuadrados de aproximadamente 8×8 cm).
  Forramos el cuenco con film transparente y vertemos una cuarta parte de las galletas desmenuzadas con la mantequilla, luego compactamos bien con una cuchara, repetimos para los otros cuencos y los guardamos en la nevera durante al menos tres horas para solidificar.

  

• Mientras tanto, nos ocupamos de la crema. Lavamos los caquis, los pelamos y reservamos uno, cortamos el otro en trozos grandes, los ponemos en un cazo con media cucharada de azúcar y los cocinamos a fuego lento, si es necesario, añadimos unas gotas de agua. Cuando esté cocido y blando lo trituramos con una batidora de mano.

  

• Retomamos el otro caqui y lo cortamos en pequeños cuadritos, lo ponemos en un cazo con media cucharada de azúcar y una cucharadita de agua y lo cocinamos durante cinco minutos escasos, solo deben ablandarse ligeramente y tomar sabor.

  

• En un bol ponemos el mascarpone con el azúcar glas y los ablandamos con un batidor, luego añadimos la ricotta y la leche. Mezclamos la mezcla y añadimos el caqui que hemos triturado. La crema está lista.

  

• Después de las horas para solidificar la base, la sacamos del frigorífico y ensamblamos nuestra tarta de queso blanda con caquis.
  Quitamos la base de galleta del cuenco y del film, vertimos unas cucharadas de crema encima y decoramos con los cuadritos de caqui y un poco de galletas desmenuzadas.