BIZCOCHO DESMIGAJADO DE MANZANAS Y MERMELADA, dulce sencillo y rápido para el desayuno o la merienda, receta otoñal deliciosa, idea golosa que se derrite en la boca.

La otra tarde tenía en mente un postre un poco diferente de lo habitual, algo que no fuera el típico pastel plano pero tampoco demasiado complicado. Al abrir la nevera, ahí estaban las manzanas que miraban tristes desde el frutero y un tarro de mermelada que pedía a gritos ser usado.

Y así nació mi bizcocho desmigajado de manzanas y mermelada, un dulce otoñal que huele a hogar, a café caliente y a tardes perezosas en el sofá. Suave por dentro, crujiente por encima, con un corazón de mermelada que explota al primer bocado: en fin, el paraíso del desayuno o de la merienda.

Decidí hacerlo con el método «desmigajado»: nada de amasado largo, nada de batidora, solo un poco de harina, mantequilla fría, azúcar, manzanas y mermelada. ¿Lo mejor? La textura es toda una sorpresa: migajas crujientes por encima y un interior suave, perfumado y envolvente.

Cada vez que lo pongo en la mesa, desaparece en un abrir y cerrar de ojos. La combinación manzana-mermelada-migajas crujientes siempre funciona. Es un dulce que gusta a grandes y pequeños, perfecto para el desayuno, la merienda o incluso como postre improvisado para amigos de visita.

Acompáñame en la cocina, hoy hay bizcocho desmigajado de manzanas y mermelada.