Este año he conseguido hacer de nuevo la mermelada de albaricoque, sí, porque la primera vez la hice con los albaricoques recogidos del arbolito de mi jardín, pero ahora ya no vivo en esa casa, sin embargo, la de este año también estuvo buenísima.
Los albaricoques que recogí hace algunos años en mi antigua residencia eran realmente superlativos, que en mi vida nunca había probado algo tan bueno… imagina lo buena que estaba la mermelada.
Los albaricoques consumidos frescos son ricos en vitamina A-B-C y están llenos de magnesio, fósforo, hierro, calcio y potasio.
Por lo tanto, dado que ya son tan deliciosos y no necesitamos ningún impulso para consumirlos y no hacer ningún sacrificio ya que son tan buenos, hagamos buen uso de ellos tanto en forma de mermelada como frescos.
En forma de mermelada al menos también tendremos la oportunidad de consumirla durante el invierno en alguna tarta, o en el desayuno en tostadas.
Si realizas alguna de mis recetas, mándame las fotos, que las publicaré en mi página con tu nombre.
Kcal 520 aproximadamente por cada frasco
- Dificultad: Fácil
- Costo: Medio
- Tiempo de preparación: 20 Minutos
- Porciones: 5-6 tarros medianos
- Métodos de Cocción: Fuego lento
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Verano
Ingredientes para hacer la Mermelada de albaricoque
- 5 kg albaricoques (peso con hueso)
- 300 g azúcar
- tarros de vidrio medianos
Herramientas
- Tarros Tarros de vidrio
Preparación de la Mermelada de albaricoque
Tome los albaricoques, lávelos bien, quíteles el hueso y póngalos en una cacerola de acero con el fondo un poco grueso.
Añadir el azúcar y dejar cocer a fuego medio-bajo con la tapa puesta y tomará un poco de tiempo antes de que se reduzcan al punto justo, pero esto también dependerá del agua contenida en la fruta.
Hacia la mitad de la cocción, se puede pasar la mermelada por el pasapurés o triturarla con la batidora de inmersión y continuar la cocción hasta alcanzar la densidad deseada.
Coloque nuestra mermelada aún caliente en los tarros (previamente lavados y secados), ciérrelos bien y póngalos en una cacerola cubiertos con agua y hiérvalos durante unos 30 minutos.
Calculamos el tiempo de ebullición desde que el agua empieza a hervir.
Se pueden conservar así durante un par de años si no pierden el vacío.

