La magia del bizcocho de piña o melocotones en almíbar
Hace muchos años, descubrí esta receta; un pastel delicioso, tanto con piña como con melocotones. Cada vez, el proceso se convertía en un ritual, donde lo dulce y lo amargo se fusionaban para crear un equilibrio perfecto. El primer encuentro con este pastel ocurrió en una pequeña gastronomía, una de las primeras que me hizo entender el trabajo que quería hacer, donde quedé impresionada por la maestría de la propietaria. Observé con atención cómo comenzaba a cocinar, creando un caramelo dorado en el fondo del molde, un elemento crucial para hacer el pastel único.
El caramelo no era solo una elección estética; era parte del secreto que transformaba el pastel en una obra maestra. Después de verter el jugo de piña o melocotones en el caramelo, el secreto fue revelado mientras mezclaba la masa con cuidado. Cada ingrediente se unía en un abrazo de sabores, listo para ser horneado. Pero el verdadero momento mágico ocurría al final de la cocción, cuando el pastel debía ser volteado sobre un plato.
Ese simple gesto revelaba el éxito del proceso. El corazón latía más rápido mientras volteaba el molde; sabía que solo en ese momento descubriría si el pastel se había formado correctamente. La vista de ese pastel perfecto confirmaba que cada paso había sido ejecutado a la perfección, una explosión de aromas y fragancias. Con el paso de los años, también descubrí la historia de este pastel, un dulce con orígenes antiguos y fascinantes, típico del Piamonte rural, y de su cocina tradicional, vinculada a un territorio en competencia con la vecina Francia
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 30 Minutos
- Porciones: 10
- Métodos de Cocción: Horno eléctrico
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
Se empieza con el caramelo y la fruta para terminar con leche, huevos, azúcar y harina…
- 380 g harina
- 150 g nata para montar
- 100 g leche
- 160 g aceite de girasol
- 2 huevos
- 200 g azúcar
- 150 g caramelo
- 8 rodajas piña en conserva (Más el jugo dentro de la lata)
- 1 sobrecito levadura química en polvo
Herramientas
Un molde de 25 cm de diámetro, un bol para mezclar los ingredientes y al horno!
Pasos
Si queréis hacer el caramelo vosotros mismos, seguid la receta del enlace anterior… Y luego continuamos con el resto
Preparad el caramelo, o utilizad un caramelo listo y vertedlo en el fondo del molde; luego colocad la piña siguiendo vuestra imaginación. Yo utilizo la versión clásica; en este punto, verted el jugo de la piña, aproximadamente un vaso, si tenéis más, podéis rociar el pastel después de la cocción. Reservad hasta su uso
En un bol verted la harina, el azúcar, la levadura tamizada y con las batidoras eléctricas mezclad para crear homogeneidad entre ellos.
Añadid el resto de los ingredientes, y mezclad bien con las batidoras a velocidad media, no debéis montar la mezcla sino solo hacerla bien cremosa
Vertedlo ahora sobre la fruta, asegurándoos de cubrirla bien. Hornear a 190 grados hasta que esté cocido. Tomará unos treinta minutos, en este caso cuenta el ojo ya que el palillo podría daros información incorrecta, siendo un pastel húmedo.
El jugo será absorbido por el pastel y el caramelo creará una capa colorida y sabrosa. Después de voltear el pastel caliente en un plato estáis listos para hacer la primera prueba… ¡Tibio con un poco de helado de crema es especial!
¡Suavísima y especial!
La historia narra que, precisamente a causa de un imprevisto con el caramelo que se había esparcido, el orden de los ingredientes se modificó, cambiando para siempre la preparación. Este descubrimiento no solo honró la tradición, sino que también dio lugar a una nueva receta, convirtiéndola en un símbolo de creatividad e ingenio. Cada vez que preparaba este pastel, sentía que estaba llevando adelante un legado que unía historia y sabores, dando vida a nuevas experiencias culinarias. Y todavía estoy aquí para proponerla cuando el deseo de algo bueno me trae recuerdos. Y como se escribió anteriormente, este pastel es ideal para mesas rústicas, o para transformarlo en porciones individuales. Consumido con una bola de helado de crema es una excelente opción para un postre de verano.
Se conserva también fuera de la nevera al no tener dentro cremas frescas.

