Una receta buenísima, esponjosa y rapidísima

• Primero lavo y corto con la mandolina las manzanas en rodajas finas, poniendo en un recipiente y rociándolas con el zumo de limón para evitar el oscurecimiento.

• En un tazón, pongo el azúcar con los huevos y mezclo rápidamente con el batidor de mano.

  Luego agrego el extracto de vainilla, la cáscara rallada del limón, la ricotta, la harina y el aceite de semillas.

  

• Mezclo todo muy rápidamente añadiendo también la levadura en polvo y mezclando para obtener una mezcla homogénea.

  Con el pulverizador adecuado, unto el molde y vierto la masa.

  Ahora tomo 2/3 rodajas a la vez de manzana y trato de colocarlas en la masa, empujándolas un poco y creando una espiral en forma de flor.

  (N.B. He puesto más rodajas de manzana por cada pétalo porque con la mandolina tienen un grosor muy fino y quería crear una flor que no fuera demasiado ligera y se elevara demasiado de la masa, terminando por hacer un lío y no una flor!)

  

• Solo me queda hornear en modo estático a 175°C, cocinando durante unos 40/45 minutos, pero siempre teniendo en cuenta nuestro horno de casa.

  Al finalizar la cocción, dejo enfriar la tarta flor de manzana esponjosa y aromática y añado una capa de azúcar glas para hacerla más atractiva!

  ¡Buen provecho y buena cocina! Annalisa

• P.S. Tan pronto como saqué esta tarta del horno, intenté mantenerla entera para hacer dos fotos… pero nada: Andrea llegó como un halcón y cortó una rebanada aún tibia, ¡incluso tratando de atrapar los pétalos de manzana! No tuve tiempo ni de decirle ‘¡espera que debo terminar las fotos!’. Pero mira qué maravilla el interior: esponjoso, húmedo y aromático, con esa flor de manzana que la hace irresistible. Una tarta sencilla que, te lo digo, desaparece en un abrir y cerrar de ojos.