Nacatole calabresas. Continúa mi viaje entre los antiguos sabores italianos y en esta ocasión os propongo las nacatole. Una fritura rica de aroma y sabor, como suele ocurrir, hay diferentes versiones, aunque las comadres garantizan la autenticidad de su propia creación. Pero la riqueza gastronómica italiana se refleja precisamente en estas múltiples diferencias.

Y ahora también os cuento la historia que he asociado a este dulce típico calabrés:

En las noches que precedían las fiestas, el aroma en la casa de tía Peppina no era solo un olor, sino un relato, un hilo invisible que cosía juntos el pasado y el presente.

Era el aroma de las nacatole.

Tía Peppina tenía las manos marcadas por el tiempo y la harina; manos que conocieron la fatiga, pero que al verlas amasar parecían estar bailando.

Para ella hacer las nacatole no era cocinar, sino «mecer» la memoria.

Ese era el secreto de su nombre; la forma original no era un simple trenzado, sino una pequeña obra maestra que recordaba una cuna para «mecer» – «acunar» justamente.

Fritura especial; todo en este dulce hablaba de la antigua Calabria. El corazón de la masa era la harina no comprada sino ganada.

Aún recordaba los viajes bajo el sol abrasador; kilómetros y kilómetros a pie hacia el pueblo vecino con la cesta vacía sobre la cabeza; el cuerpo recto para equilibrar la carga que regresaría.

Los hombres, más afortunados, tenían los burros cargados en el lomo inclinado bajo el peso de los sacos. Esa harina molida en el molino de piedra, con un ritmo lento y tenaz; llevaba consigo la fuerza del río y el aroma rústico del campo.

Los huevos eran dorados como el sol y recién recogidos en el gallinero, y luego estaba el otro guardián del sabor: la manteca.

El aceite es para las cosas importantes, no se desperdicia para freír, decía tía Peppina.

Y cada año se esperaba el rito sagrado de la matanza del cerdo para tener también la manteca, luego conservada con cuidado. La grasa que unía todas las mesas de la vieja Italia rural, desde el Piamonte hasta el Aspromonte.

Y cuando la manteca chisporroteaba en la sartén liberaba fragancia regalando costras doradas.

Ahora se usa el azúcar glas, pero el debate sigue abierto.

La tradición llama a la miel: oscura, densa y perfumada; o miel de higos, dulce y terrosa.

Sumergidas en ese néctar las nacatole brillaban como nuestros ojos.

Y para descubrir otras recetas de la tradición, algunas propuestas a continuación.

  • Dificultad: Fácil
  • Costo: Económico
  • Tiempo de preparación: 20 Minutos
  • Porciones: 30 piezas aproximadamente
  • Métodos de Cocción: Cocina, Fritura
  • Cocina: Italiana
  • Estacionalidad: Otoño, Invierno, Todas las estaciones

Ingredientes

  • 600 g harina 00
  • 3 huevos
  • 150 g azúcar
  • 40 ml aceite de semillas
  • 2 cucharaditas zumo de limón
  • 40 ml licor de anís (O sambuca)
  • 8 g levadura química en polvo
  • c.s. azúcar glas (O miel. ¡Yo he usado ambos porque están buenísimas!)

Herramientas

  • Cuencos
  • Rasquetas
  • Sartenes
  • Bandejas

Pasos

  • En un cuenco mezclad la harina con la levadura y añadid luego el resto de los ingredientes. Amasad con cuidado hasta obtener una masa lisa.

  • Tenéis dos opciones para obtener los rollitos o las tiras. Cortad en trozos y obtened rollitos de medio cm de diámetro, o cread una lámina del mismo grosor con el rodillo y cortad tiras de unos 3mm.

  • Dadles forma como veis en el vídeo. Tenéis tres opciones, son estas las formas que conocí en Calabria. En forma de cuna, trenzadas o en espiga de trigo.

  • Son todas formas bellísimas, pequeñas obras maestras trenzadas.

  • Freíd en aceite bien caliente y dejad secar el aceite excedente. En realidad no absorben mucho aceite, pero mejor hacer este paso.

  • Si preferís el azúcar glas, solo tenéis que espolvorear bien, pero si optáis por la miel, calentadla primero en una sartén para poder distribuirla mejor. Os bastará con verterla sobre vuestras nacatole. ¡Probad las dos versiones porque merece la pena! Yo utilizo miel de castaño, estoy enamorada de ella, que junto con el aroma de la sambuca crean un sabor espectacular. ¡Mi opinión personal!

Algunos consejos más

Las nacatole se preparan principalmente en el periodo navideño. Pero a menudo las encontráis también en otros momentos del año como dulce tradicional. Os recomiendo la miel de azahar, o milflores. Si encontráis miel de higos, ¡otra experiencia gustativa! Y como escribí arriba, la miel de castaño ¡también tiene su porqué!

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Enza Squillacioti

Este blog es una dedicación a la cocina de la tradición más auténtica y sencilla. Aquí no solo se habla de comida, sino que se ofrecen consejos prácticos para obtener resultados impecables. Sumérgete en un mundo de recetas, relatos y profundizaciones sobre hierbas silvestres y alimentos olvidados, para conocer a fondo las costumbres y las raíces de nuestra cultura gastronómica.

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