Receta de pappardelle con ragú del corral
En el corazón palpitante de las campiñas italianas, especialmente en regiones renombradas como la Toscana, la Emilia-Romaña y las Marcas, la preparación del ragú es mucho más que un simple acto culinario; es un verdadero ritual que encarna la tradición y el arte del buen vivir.
Este plato, fundamental en el arsenal gastronómico italiano, requiere ingredientes específicos que realzan su sabor único y genuino.
De particular relevancia es el uso de partes menos nobles de los animales, como las patas de pollo, las alas, los higaditos y las mollejas, que, junto con picados de cuello de cerdo y de res, constituyen la base rica y sabrosa del ragú.
Los ingredientes frescos como cebolla, zanahoria, apio y romero, salteados en sartén, se funden con un generoso vaso de vino tinto, seguido de la imprescindible salsa de tomate, creando una melodía de sabores que habla de tierras fértiles y de manos expertas.
- Dificultad: Fácil
- Costo: Económico
- Tiempo de preparación: 1 Hora
- Porciones: 6
- Métodos de Cocción: Cocción lenta, Hornillo
- Cocina: Italiana
- Estacionalidad: Todas las estaciones
Ingredientes
Como se indicó anteriormente, es un plato de auténtica cocina tradicional, con una buena mezcla de carne picada, patas o alas de pollo, mollejas e higaditos de pollo, o de conejo, pero también va bien el hígado de cerdo; una cocina sencilla para utilizar las partes menos nobles de los animales de corral.
- 300 g carne picada mixta (Cerdo y ternera)
- 2 alitas de pollo
- 200 g salchicha
- 100 g higaditos de pollo (+ 100 gramos de mollejas de pollo)
- 1 vaso vino tinto
- 700 g salsa de tomate
- 1 taza mezcla para sofrito
- c.s. aceite de oliva
- c.s. sal
- 600 g pappardelle al huevo (Preparadas siguiendo la receta de pasta al huevo)
Instrumentos
Para preparar esta receta necesitarás los utensilios de cocina clásicos, que te puedo recomendar comprar, si deseas renovar algunos de ellos haciendo clic aquí son todos artículos que utilizo en mi cocina
Pasos
Comenzamos haciendo un picadillo de las verduras frescas para el sofrito…y luego se añade el resto…
Primero, haz un picadillo de cebolla, apio y zanahoria para hacer el sofrito; luego dora en la cacerola y añade la carne picada, el pollo y las vísceras finamente picadas; deja dorar bien hasta que se evapore todo el líquido que se formará.
En este punto, puedes añadir el vino tinto, deja que se evapore bien…
Y añade la salsa de tomate, mezcla bien, cubre y continúa la cocción a fuego bajo durante al menos tres horas, ¡controlando de vez en cuando!
Mientras tu ragú se cocina, prepara tus pappardelle, para la pasta sigue las instrucciones, luego debes amasar la sémola con los huevos hasta obtener una masa lisa y homogénea y no demasiado blanda. Puedes extenderla con el rodillo, yo lo uso cuando somos solo dos, de lo contrario uso la máquina de pasta.
Una vez extendida la lámina, corta las pappardelle de unos dos/tres cm de ancho.
Cuece en abundante agua hirviendo con sal y sirve con pecorino toscano curado o grana padano. ¡Cada vez que las preparo me dejan el plato limpio!
Cuando preparo este ragú, hago porciones abundantes, ya que lo conservo en el congelador para usar en el almuerzo diario; dividido en pequeños recipientes.
Operación que hago regularmente con muchos condimentos, para tener siempre el almuerzo de la semana listo. Cuando se trabaja, siempre es mejor organizar los días de manera práctica;
el trabajo en casa se gestiona mejor, y siempre tenemos un recurso disponible incluso para posibles sorpresas, ¡de amigos y familiares!
FAQ (Preguntas y Respuestas)
El secreto de un ragú inconfundiblemente rico y profundo reside en su lento proceso de cocción; una espera diligente que simboliza la filosofía de la lentitud y la paciencia como principios culinarios.
Es la olla de barro, a menudo dejada a cocinar al borde de la chimenea o en la estufa de leña, la que caracteriza este proceso, asegurando una distribución uniforme del calor e impregnando el plato de un aura de autenticidad y tradición.
El resultado es un ragú que encierra en sí el calor de las cocinas de antaño, listo para ser el condimento perfecto para una porción de pasta al huevo, estirada a mano con cuidado y amor.
Mi suegra romañola de pura cepa, me decía que el ragú, no es solo un plato; es un puente que conecta pasado y presente, un vínculo invisible que une las generaciones.
Esa cocción lenta, esa mezcla sabia de los ingredientes representan una declaración de amor hacia la tierra y sus riquezas,
un ritual que se renueva cada vez que una olla de ragú comienza a burbujear, devolviendo a la vida sabores, olores y tradiciones que definen la esencia profunda de la cocina italiana.

